lunes, 9 de junio de 2014

Blackbird singing in the dead of night

Nos sobresaltamos al escuchar un golpe seco en el ventanal del balcón de nuestro salón. Nos asomamos y vimos que había sido un pájaro negro, pequeño y con el pico amarillo (me atrevería a asegurar que se trataba de un pajarracus vulgaris) que había chocado contra el cristal. El pájaro correteaba por el balcón aleteando con desesperación y buscando por dónde escapar de allí. Salí al balcón. Tras novecientos intentos lo acorralé y lo cogí. Durante un rato le acaricié le cabeza y le hablé suavemente tratando de tranquilizarlo. Cuando vi que el corazón le latía con menos violencia me acerqué a la barandilla y lo lancé al aire. –Vuela, vuela pajarito. Se libre. Y el pajarito aleteó, aleteó y aleteó hasta que, trazando una perfecta parábola, hizo pec contra el suelo. Y ya no aleteó más. Ya no se movió más. Y allí permaneció durante dos días, dos días que tuvimos que pasar a verlo cada vez que bajábamos a la calle porque nuestros hijos se empeñaban. -Vamos a ver si está el pajarito que mató papá. -Yo no lo maté. Fue un accidente. –Sí, tú lo mataste. Mira, sí que está. Todavía está. ¿No te da pena, papá? ¿No te da pena?

Menos mal que al tercer día se lo llevaron. Porque sí que me daba pena. Pero fue un homicidio involuntario. Yo no lo maté.

7 comentarios:

Ángela dijo...

¡Jajja! Me ha encantado, ni una coma de más. Creo que sería un mirlo...pobre.
Y no tiene nada que ver, pero el mantra ese del "Yo no lo maté", me ha recordado de repente a un relato de Juan Rulfo que me encantuvo cuando era joven y sabia. Así que lo he buscado internéticamente y me ha vuelto a pirrar.
Es éste:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/diles_que_no_me_maten.htm

GARRATY dijo...

¿Mataste un ruiseñor?

He empezado pensando que ibas a hablar de los Beatles y, según avanzaba el relato, estaba convencido de que ibas a rodarle el cuello al pajarito mientras le susurrabas al oído. Tu final es menos cruel.

SisterBoy dijo...

¡Insensato! es el inicio de la invasión.

El Impenitente dijo...

"El llano en llamas". La muerte del tío Celerino fue una de las mayores tragedias de la historia de la literatura.

Por cierto, Ángela, no sé si eres aquella Ángela que pasaba por aquí hace tiempo. Si no es así, bien hallada. Y si es así, decirte que hice caso de tu recomendación sobre Joseph Roth, que leí lo que encontré de este autor (me falta "La leyenda del santo bebedor") y quería darte las gracias por ello, especialmente por "La marcha Radeztsky".

No tenía título, Garraty, y empecé a tararear "Blackbird" (que, por cierto, significa mirlo). Y no pensé en matarlo ni pensé que se mataría. Pero cuando chocó contra el suelo me acordé de aquello de "por eso matan a los caballos".

Y tal vez haya comenzado la invasión, SisterBoy. El viernes pasado una urraca quiso comprobar el principio de conservación de la cantidad de movimiento contra el frontal de mi coche y salió perdiendo. Llevo un dos a cero en el marcador. Veremos si no hay remontada.

sierpe dijo...

Excelso relato Zeppo,...como siempre

El Impenitente dijo...

Muchas gracias, Sierpe. Hombre, lo de excelso me parece un tanto exagerado, pero...qué pijos. Me gusta.

J.P. dijo...
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