Volveremos, volveremos. Volveremos otra vez. Volveremos a ser campeones como en el noventa y seis

Pues la sensación de felicidad se confunde con la de alivio. Ahora no dejo de sonreír pero no puedo olvidar de repente toda la angustia de los últimos meses. Porque no entiendo por qué nos tiene que costar todo tanto. Muchos partidos ganados por la mínima, con goles a balón parado la mayoría. Y después de ganar en Mestalla y cuando todo parecía encarrilado vamos y perdemos en el campo del Levante. Podía pasar. Algún día la moneda tenía que salir cruz. Y luego el empate con el Málaga. Y la sensación de haber flaqueado en el momento oportuno, de haber dejado pasar una oportunidad y de tener que jugártela en el Nou Camp. Llegó el desánimo. Y bueno, a la heroica. Y jugamos mejor. Y se rompen Diego Costa y Arda. Y Alexis marca un gol que todavía no se cree. Y ya empiezan los fantasmas a coger sitio. Y comienza la segunda parte. Y Villa pega su enésimo palo de la temporada. Y entonces aparece Godín. De córner. A balón parado. Y a partir de entonces una nueva demostración de que el tiempo es relativo, de que cuarenta minutos pueden durar más que un millón de siglos. Y el árbitro pita el final. Y respiro. Somos campeones. Somos campeones de Liga. Estaba preparado para la honra sin barcos. Ahora tenemos honra y tenemos barcos. Ser campeón moral puede llegar a compensar. Levantar la copa está mejor. Y si encima el ganar se convierte en un acto de justicia poética, pues mucho mejor.

Así que estoy contento y estoy aliviado. Y quisiera, por una vez, decir algo a favor de los seguidores del Real Madrid y del Barcelona. Siempre he pensado que ser aficionado de estos dos equipos no tiene ningún mérito. Si no ganan este año, lo harán el año que viene. Después de este año creo que no podría soportar vivir siempre así. Cholo, la próxima temporada vamos a por el décimo puesto. Deja que nos recuperemos

Quisiera, desde el triunfo, enviar algún saludo. En primer lugar mando un recuerdo a Javi Tronco, madridista él, el cual, cuando nos felicitamos las Navidades, me dijo –disfruta del momento que lo vuestro va a ser efímero. También quiero saludar a J.P., otro madridista, quien, en mitad de una conversación de carácter escatológico, afirmó que –ese mojón va a ser el único trofeo que los colchoneros vais a levantar este año. También felicito al que inventó aquel chiste que se propagó tan rápidamente en el cual, tras perder el Atleti el liderato creo que en Pamplona o en Almería una semana después de haberlo alcanzado, se decía que Apple pedía disculpas por el mal funcionamiento de iCloud debido a la gran cantidad de colchoneros que se habían caído de la nube. Y como ese fin de semana coincidió con la entrega de los Goya, se dijo que en la gala el gran triunfador había sido Enrique Cerezo con su corto “Los líderes”. A todos ellos, saludad al campeón.

Para terminar, dejar constancia de mi agradecimiento perpetuo a Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Alderweireld, Filipe Luis, Koke, Gabi, Thiago, Mario Suárez, Arda Turan, Raúl García y Diego Costa. Y también a Aranzubía, a Manquillo, a Insúa, a Sosa, al Cebolla Rodríguez, a Diego, a David Villa y a Adrián. Y por último, hacer mi enésima manifestación de agradecimiento y devoción perpetua al Cholo Simeone.

Como leí en un texto que me envió Garraty, no hay nada más absurdo que la afición futbolística. No hay nada más estúpido que anclar tu felicidad y tus emociones a una variable que no depende de ti. No seré yo quien trate de explicar el porqué de las pasiones. No lo puedo explicar. Si el árbitro no hubiese anulado el gol de Messi hoy sería el hombre más desdichado del mundo. Como no ha sido así soy el más feliz. ¿Por qué? No lo sé. Pero soy del Atleti. Eso sí que lo sé.

Hasta el sábado que viene.

P.D.