Escuché una vez a un editor ensalzar a “Guerra y paz” de
Tolstoi con el argumento de que –es el gran libro porque en él están contenidas
todas las respuestas. Convincente. Luego este mismo argumento lo he escuchado referido
a otros libros y a alguna que otra película y me temo que se ha quedado como
frase hecha ya que, la verdad, da el pego a la hora de ponerse solemne e
impresionar a la audiencia. “Guerra y paz”. Me lo leí y no encontré ninguna
respuesta. Tal vez mis preguntas sean otras. El caso es que este libro siempre
me ha creado bastante desasosiego cultural puesto que, como ya he dicho, lo leí
y ni fu ni fa y siempre pienso por ello que soy un iletrado. Alguna vez me
levanto decidido a resolver dicha carencia y camino firmemente hacia la
estantería donde reposa con la intención de releerlo y de buscar las preguntas que en el libro se responden y así convertirme en un intelectual pero siempre, justo antes de llegar, mi
subconsciente exclama -¡quietorl!- y entonces me alejo imitando a Chiquito de
la Calzada.
¿Tiene Chiquito de la Calzada todas las respuestas? Pues la
verdad es que no sé si todas, aunque creo que más que Tolstoi sí. No soy un intelectual, eso es evidente, por mucho que utilice la expresión "todas las respuestas". Porque eso de
las respuestas es una tontería. Otros dicen (o decimos) referentes, que también es un
poco pedante pero no tanto. ¿Cuáles son tus referentes? Dado que ellos nos definen todos tenemos nuestra lista preparada. O varias listas que utilizamos según sea el auditorio al que nos dirigimos. Porque nos encanta proclamarlos. Y compartirlos. E identificarnos con ellos. Y, sobre todo, que nos identifiquen con ellos, como si nosotros fuésemos los verdaderos portadores del talento de otros. Por no hablar de las corrientes de simpatía que se establecen entre dos que comparten referentes o respuestas. Ese lazo es casi tan fuerte como el de sangre. O más.
Estando en Madrid al final de la tarde entramos en un sitio a tomar algo. Mirando aquí y allá mis ojos se quedaron de repente prendados en lo que vio en una de las paredes.
Sé que el sitio aquel estaba cerca de Alonso Martínez aunque no recuerdo exactamente dónde. Tampoco recuerdo cómo se llamaba el local. Pero sé que debiera llamarse "No es que el dueño sea mi amigo. Es que es mi hermano". O “El oráculo”. Porque las respuestas que le faltan a Chiquito las tienen los Beatles.
martes, 27 de mayo de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
Mis oráculos son La Biblia (Antiguo Testamento naturalmente, el Nuevo es para hippies) y las tiras de Mafalda.
En esas dos obras sí que se encuentran todas las respuestas.
El Antiguo Testamento lo tengo pendiente. Nunca pasé del Génesis. Y mira que es bueno el Génesis.
Y te doy la razón con Mafalda.
Yo como no tengo respuestas no tengo el problema de donde buscarlas, y si tengo aluna pregunta urgente la dejo para los exámenes de Septiembre.
O como en la Selectividad, ¿no, Cucumber? que siempre tenías la posibilidad de elegir la otra opción.
En la vida como buen examen que es, se debería elegir entre varios temas y elegir el que mas te gusta.
Publicar un comentario