Postales desde el resentimiento: heroes and villains

Carmen T., tú tienes un disco mío. No me conoces aunque mis apellidos te resultarán familiares. Seguro que recuerdas a mi hermana. Su nombre es María José. Fuisteis juntas a un colegio situado en el término de Burjasot pegado ya al de Paterna donde cursasteis hasta octavo de EGB. Luego, recordarás, tuvisteis que salir para continuar con el BUP y ya cada una seguisteis vuestro camino y los caminos fueron distintos. Aquel último año que estuvisteis juntas mi hermana te prestó un disco que era mío. El disco era uno doble de grandes éxitos de los Beach Boys. La portada no era demasiado original puesto que era la foto difuminada de un tío moreno, tostado, crujiente haciendo surf. Me da igual la portada. Me da igual incluso el contenido. La música de los Beach Boys no dejé de escucharla aunque te quedases con mi disco. Porque te quedaste con mi disco. Y ese disco es mío. Por más tiempo que pase ese disco sigue siendo mío. Tal vez lo hayas olvidado. Tal vez no. No escribo sólo para reprocharte tu acción, que en mi pueblo se llama robar. No fue sólo culpa tuya. Yo me despisté. Mi hermana se despistó. Y tú te aprovechaste. Uno tiene que saber en quién puede confiar y tú resultaste ser de los que no merecen la pena. Fallo nuestro por no habernos dado cuenta. Pero eso no cambia la cosa. Tienes un disco mío. Y escribo para recordártelo. Carmen T., devuélvemelo.