viernes, 20 de septiembre de 2013
Chicho
Le apodamos Chicho porque se parecía a Ibáñez Serrador en la barba. Tenía Chicho la costumbre de salir por la tarde al balcón de su casa y pasarse un rato allí, apoyado en la barandilla. Vivía en un edificio que estaba justo enfrente de nuestro colegio y desde nuestra clase se veía su balcón. No sé quién fue el primero en fijarse en él, pero tardamos poco en estar todos pendientes. La tarde se dividía en tres partes: antes de Chicho, con Chicho y tras Chicho. Si alguna vez no salió nos quedamos todos un tanto vacíos y decepcionados. Cuando salía empezaban los festejos. Nos avisábamos los unos a los otros y empezaba, entre susurros, el canto de la chicharra: chichochichochichochicho. Todos con la boca abierta, con los dientes apretados y sin mover los labios repitiendo su nombre. Los profesores se coscaron, claro. Unos se rieron. Otros trataron de reprimirlo. Fue inútil. Porque Chicho se convirtió en nuestro líder. Estábamos en los principios de la democracia, con todo el furor de los partidos políticos. Y nosotros creamos el Partido Chichista Español, que tenía himno y todo. La letra repetía cientos de veces -¡Viva el Partido Chichista Español!- siendo la melodía un fragmento de música clásica del cual desconozco el título aunque os lo puedo tararear. Juanjo, nuestro sempiterno delegado, se convirtió en el representante del Partido Chichista en clase. Y empezamos a hablar en chichoidioma, que consistía en añadir chicho a todas las palabras: chichobalón, chichotiza, chichoventana…Terminó el curso. Nos fuimos de vacaciones. A la vuelta del verano retornamos a clase y nos situaron en un aula desde donde no sé veía el balcón de Chicho. Chicho pasó. El Partido Chichista Español se diluyó, lo cual no fue impedimento para que Juanjo volviese a salir elegido delegado. El chicholenguaje dejó de tener gracia. Olvidamos a Chicho. No creo que él se enterase alguna vez de todo lo que causó entre nosotros. A veces me divierte pensar si no habremos sido nosotros Chicho para alguien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Seguramente todos hemos sido Chicho para alguien. Quién sabe quién nos está viendo e imaginando historias...
Pero míralo por el lado positivo: casi mejor que el Partido Chichista Español se diluyera en su momento de mayor esplendor. No os dio tiempo a convertiros en corruptos.
Yo más que no nos dio tiempo a convertirnos en corruptos diría que no tuvimos el suficiente tiempo para demostrarlo. Aunque para robar hay que valer y me parece que nosotros no valíamos.
Esto lo coge Antonio Mercero en sus buenos tiempos y ríete tú de Verano Azul.
A mí seguramente me conocen como "el fumador en camisilla".
Si Mercero hubiese cogido la historia de Chicho habría hecho algo similar a "Verano azul". Si hubiese cojido la historia del fumador en camisilla se parecería más a "La cabina".
¿y cantabais lo de "mamachicho me toca.."? ah no que eso fue después
Me gustaba más -a mí Chicho me pega.
Publicar un comentario