No necesito excusas. Todo es lícito en verano.
El otro día recibí un correo muy amable enviado por Spotify en el cual se me informaba de que ya tienen disponible en su catálogo el disco de Mocedades titulado “La vuelta al mundo de Willy Fog”. Son muy considerados los señores de Spotify puesto que saben que Mocedades me gusta aunque, a la vez, son poco observadores ya que todas las canciones de los mismos (que no de Los Mismos, que también) que escucho en su portal fueron grabadas o a finales de los sesenta o durante los setenta, lo cual no ocurre con el disco que mencionaron. Y además, aunque esto ellos no lo saben, no tengo un buen recuerdo del personaje de Willy Fog.
Corría el año dos mil de nuestra era cuando, por motivos que no vienen al caso, decidí dar una sorpresa a Ana. Mi intención era llevarla a cenar a algún sitio que fuese bueno y bonito y que no resultase demasiado caro. Como no conocía ningún lugar que cumpliese con los tres requisitos consulté con N., doscientos cuatro centímetros de compañero de trabajo con cierta experiencia en mesas y manteles, que me recomendó el “Willy Fog”. ¿El “Willy Fog”? Sí. Os gustará mucho, ya verás. Vas a quedar muy bien. Yo he ido varias veces y siempre he salido encantado. Mira, aquí tengo el teléfono. Pues te haré caso. Cogí y llamé. Buenos días, ¿es el restaurante “Willy Fog”? Quería hacer una reserva. Reservé. Muchas gracias, N. Ya te contaré. Me deberás una, ya lo verás.
Llegado el día recogí a Ana y no tomé el camino de vuelta a casa. ¿Dónde vamos? Ahora lo verás. Aparqué y empezamos a callejear. Pero, ¿dónde vamos? Ahora lo verás. Llegamos. ¿Es aquí? ¿Es aquí? ¡Contesta! Era allí, sí. Estábamos en la puerta del restaurante. Pero el restaurante no se llamaba “Willy Fog”. El restaurante se llamaba “Phileas Fogg”.
Cogí el teléfono y llamé a N. No recuerdo qué le dije exactamente. Sólo sé que se lo dije a gritos. Acto seguido le dije a Ana –vámonos a casa.
-¿Cómo que vámonos a casa?
-Yo ahí no entro. No puedo entrar. Yo soy un listo. Yo sé quién es Julio Verne. Yo me he leído “La vuelta al mundo en ochenta días”. Yo sé quién es Phileas Fogg. A mí mi cultura me importa. Me importa mucho. Y están esperando que cruce ese umbral para reírse de mí. En el momento en que entremos y les diga mi nombre se van a reír de mí a carcajadas. Y ya ha sido demasiado humillante hasta ahora para encima recrearme en la humillación.
-¿Tú estás tonto?
Entramos. Di mi nombre. No se rieron. Durante la cena no se dedicaron a mirarme de reojo con sorna. Y si lo hicieron, fueron muy discretos. Cenamos bien. Lo pasamos bien. Perdoné a N. Me costó mucho perdonarle y lo hice no por amistad sino porque es quien me presta los pases para ir a ver al Atleti en Mestalla. Willy Fog. Señores de Spotify, gracias pero no.
martes, 25 de junio de 2013
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11 comentarios:
Jo que papelón :( yo no hubiera entrado tampoco. ¡Con lo que nos reímos aquí de los barbarismos del vulgo!.
jajaja los dibujos animados de los 80 tenian droga dura en los fotogramas! porque no se entiende que se nos quedaran así de grabados. Yo aun digo Dartacan siempre que hablo de los mosqueperros, digo los mosqueteros!
En los fotogramas y en las sintonías. Son imborrables, por más que uno se empeñe (¡Sancho, Quijote! ¡Quijote, Sancho!).
Sisterboy, tu comentario es casi idéntico al de hace seis años. Eso es ser consecuente.
Por otra parte, y aunque no tenga nada que ver, comentar que la capital del secarral, más en concreto el castillo más bonito del mundo, sale en la portada del Hola (y supongo que dentro también). No es lo mismo que ser portada de la revista Time, pero tampoco le vamos a hacer ascos.
chico pon el enlace! eso hay que verlo!!
Lo que me haces hacer.
http://www.hola.com/abono/ediciondigital/
Ay!!! Rigodón
Picaporte mejor.
Siguiendo con sintonias de la infancia ese castillo para el de "Mágico mundo de coloreeeeeeeeeeees...
O sea este
http://youtu.be/9Kl7MYGkwuk
Pues he de decirte que, teniendo en cuenta que en mi casa el Disney Chanel es uno de los canales de referencia, me acuerdo muchas veces, y con añoranza, del mágico mundo de colores. Y del doblaje al castellano con aquel acento sudamericano.
oh una boda de ensueño!! ganas tengo de ir a la pelu o al dentista, para poder ver las fotos por dentro.
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