Sobre la boca y las moscas

Planteamiento: Me llama J.B., un conocido del secarral, para informarme de que su hija va a participar en el campeonato de España de atletismo en pista cubierta, en categoría cadete, que se celebrará el fin de semana siguiente en el velódromo Luis Puig, que no sé si está en Paterna o en Benimamet, pero muy cercano a Valencia, vamos.

Nudo: Pues le he dicho que iré. ¿Qué le voy a decir? Incapaz he sido de decirle que no. Cagontoloquesemenea. Menuda cruz tengo yo con este tío. Ni puñeteras ganas, pero mira. Voy, lo saludo, veo correr a su hija, me invento cualquier excusa y me vuelvo echando leches. No tardo.

Desenlace: Fui, lo saludé y vi correr a su hija. Luego vi el resto de las series de su prueba. Tras ellas, las masculinas. Después, todas las series de trescientos y de seiscientos. Y las de sesenta. Y las de sesenta vallas. Y la final masculina de tres mil. Y todos los concursos que se celebraron. Y a la mañana siguiente me fui a primera hora y me vi todas las finales. La hija de J.B. quedó cuarta, corriendo como una campeona. El atletismo es el deporte más maravilloso que existe.

Planteamiento: Me llama Maroto, el hombre que más daño se ha hecho a sí mismo. Me cuenta que se ha casado su hermano y que, a las ocho, han quedado los de la boda para seguir la fiesta en un local que está cercano a mi casa. Me insiste mucho en que nos acerquemos, pues hace tiempo que no nos vemos. Ante mis excusas no duda en utilizar el chantaje emocional.

Nudo: El cabrón de Maroto ya está con la corbata atada en la cabeza y no me ha dado opción a decirle que no. No sé qué pijos vamos a pintar nosotros ahí cuando están todos de boda. Y ya verás cuando vea a su hermano. No lo veo desde hace mil años. Se me va a caer la cara de vergüenza. Menos mal que a la novia ni la conozco. Ya se apañará Maroto. En fin, vamos, dejamos un momento a los críos con mis padres, nos acercamos, los saludamos, nos tomamos una cerveza, ponemos la excusa de los críos y nos marchamos enseguida.

Desenlace: Diez de la noche. Al fondo del local está la pista de baile. En el techo de la misma, una bola de espejos (detalle fundamental). Dinamita pa’ los pollos. “Bourbon” (un himno). En medio de la pista, Ana y El Impenitente, dándolo todo.