lunes, 8 de abril de 2013
Las rubias no somos tontas
Me envió el otro día un enlace Garraty y, al abrirlo, lo primero que me encontré fue la foto que acompaña a esta entrada. Me hizo mucha gracia ver a Marilyn terminándose el “Ulises” de James Joyce o, tal vez, empezándolo por la última página. Todo puede ser. Al fin y al cabo la buena de Marilyn estuvo casada con Arthur Miller y con Joe DiMaggio, de quien esperamos en breve la publicación de sus “Obras completas”. Pero no creo que debamos dudar ni de su capacidad intelectual ni de sus gustos literarios, entre otras cosas porque murió joven y se convirtió en un mito, y ya sabemos que no hay nada como morirse para convertirse en un dechado de virtudes y en un ejemplo para la sociedad. Si se leyó el “Ulises”, ole sus narices, porque es el “Ulises” de Joyce el tostón literario por antonomasia. Muchos lo conocen, unos cuantos lo empiezan y muy pocos lo terminan. Y estos últimos forman una casta (véase la Orden del Finnegans de Vila-Matas y compañía) que miran por encima del hombro a aquellos que coronaron los catorce ocho miles o que ganaron un Grand Slam, por ejemplo. “Ulises”, de James Joyce. Como diría un amigo mío, sólo de verlo ya da ruido de oírlo. Cada vez que busco libros en la biblioteca y llego a la J, noto como “Dublineses” me llama (sólo estoy esperando que alguien que lo haya leído me lo recomiende), pero “Ulises”, tan altivo él, ni me mira. Y no seré yo quien te saque a bailar.
Pero Garraty no me envió el enlace por la foto sino por el texto, que era una relación, según distintos escritores y periodistas, de los diez libros clásicos (y no tan clásicos, pero esa es mi opinión) más difíciles de terminar. Más tostones, vamos. En la lista figuran, aparte de Joyce y su “Ulises”, Murakami y “Tokio blues” (¿Murakami es un clásico?), “Cincuenta sombras de Grey” de E.L. James (¡Amos, no me jodas!), “Por el camino de Swann” de Marcel Proust, “Entrevistas breves con hombres repulsivos” de David Foster Wallace (mucho gusto), “Bajo el volcán” de Malcolm Lowry, “Rayuela” de Julio Cortázar, “El hombre sin atributos” de Robert Musil (ni idea), “El péndulo de Foucault” de Umberto Eco, “Moby Dick” de Herman Melville y las “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar. Y como el texto termina con la pregunta –y a ti, ¿qué clásico de la literatura se te ha atragantado?- pues sucumbiremos una vez más a los encantos de responder preguntas y de hacer listas.
Fue no hace mucho cuando superé la tara que me obligaba a terminar todos los libros que comenzaba al precio que fuese. No es del todo exacto pues, más que comenzarlo, era superar la página tres, que fue donde interrumpí la lectura de “Así habló Zaratustra” de Nietzsche y del citado “Bajo el volcán” de Lowry. Si eran unos tostonazos no lo sé. No llegué a averiguarlo. Tampoco me quedaron ganas. Entre los grandes libros que me terminé a duras penas distinguiría dos categorías: los que me parecieron un rollazo supino y los que me parecieron muy flojos por no decir muy malos. Entre los primeros situaría “Suave es la noche” de Scott Fitzgerald (que empezaba muy bien y se quedaba en nada, como, según mi opinión, el resto de novelas de Fitzgerald salvo “El gran Gatsby” que como era corta no le dio tiempo a fastidiarla), “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë, “Las alas de la paloma” y “Retrato de una dama” de Henry James y los nombrados “Por el camino de Swann” y “Moby Dick”. Entre los segundos citaría “Leviatán” de Paul Auster (la gente dice que Paul Auster es bueno. La gente dice que “We are the champions” es la mejor canción de la historia) y “El amor en los tiempos del cólera” de García Márquez. Podría haber incluido aquí “Humillados y ofendidos” de Dostoievski, pero por este último siento una devoción especial, debida principalmente al agradecimiento, por lo que miraré hacia otro lado y le perdonaré el desliz.
Sigamos ahora con la relación de libros renombrados que, cometiendo un crimen de lesa cultura, abandoné y quién sabe si para siempre: “Salambó” de Flaubert (¿cómo puede la misma persona haber escrito “Madame Bovary”, “La educación sentimental” y “Salambó”?), “La Náusea” de Sartre, “Yo el supremo” de Roa Bastos, “La Habana para un infante difunto” de Cabrera Infante, la citada “Memorias de Adriano” y “La montaña mágica” de Thomas Mann. “La montaña mágica”. Clásico entre los clásicos. Cien páginas duré en aquel sanatorio suizo para tísicos sin sentir la menor emoción. Thomas Mann estará en el cielo pues si hubiese ido al infierno lo habría congelado. Si Thomas Mann hubiese vivido en Pompeya el Vesubio jamás habría entrado en erupción. Su sola presencia habría solidificado la lava.
Y ahora es cuando aparecen los complejos culturales. Hacer esta confesión implica ser criticado y menospreciado por ignorante o por listillo y no es la crítica algo que lleve muy bien. Pero esta vez guardo un as en la manga. Yo, como Marilyn, también podría hacerme una foto. Yo me leí “Rayuela”. Entero. La lectura larga. Y me gustó. Me costó terminarlo, es cierto. Una mili entera. Pero me lo terminé y me gustó. Y mucho. Horacio y la Maga. La máquina de pensar frente a la máquina de sentir. La máquina de vivir. Me gustó. Y podría tener mi foto, una foto junto a Marilyn, cada uno con nuestro libro, yo más cetrino y XY pero igual de intelectual. ¿Ignorante? ¿Listillo? Puede. Pero lo mismo que Marilyn. Igualito que Marilyn.
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11 comentarios:
He inspirado un post. Soy una musa.
Creo recordar que ya te comenté alguna vez que mi clásico atragantado por culpa de un profesor incompetente es 'A sangre fría'. En su momento, 'El Quijote' se me atravesó igual, pero eso lo releí, lo disfrute y me encandiló de principio a fin (creo que soy uno de los pocos que piensan que la segunda parte está a la altura de la primera... si no por encima).
De esa lista inicial, 'Moby Dick' no sólo me encantó sino que tampoco me pareció tan difícil y confieso que 'El péndulo de Focault' me pudo a la tercera página.
Muchas gracias, musa mía. Te debo una.
A mí me gustó mucho más la segunda parte del Quijote que la primera. Y, Juan, creo que si le das otra oportunidad a "A sangre fría" no te arrepentirás.
Se que has leído mucho más que yo, que digo mucho, infinitamente más que yo, pero, no te voy a perdonar tu comentario sobre Auster :P (y añado emoticono pa'ke te joda mas y faltas para aderezarlo )
esa foto es un fake que diria Sisterboy!
Marilyn se ha leido Ulises como yo. una vez o ninguna.
Pi, tengo un amigo en el secarral que ha leído más que tú y que yo juntos y que considera que Auster es un portento. No tiene nada que ver con la cantidad leída. Sí he de decir que leí "Leviatán" y no me gustó y que, cuando estaba escribiendo la entrada, pensé -voy a meterme con Auster a ver cuánto tarda Pi en saltar.
¿Un fake? No sé. Según esto tal vez no.
http://www.leamosmas.com/2012/02/marilyn-monroe-ratoncilla-de-biblioteca
¡JA! Ilusos, hasta que no despeguen las páginas de "Volveras a Región" no tienen derecho a hablar de tostones, hagan la prueba y verán.
De Moby Dick ya sabes qué pienso (mientras lo leía tu fantasma flotaba en la habitación con sonrisa burlona) las demás que citas no las he leído a excepción de "Por el camino de Swann" que me encantó, aunque comprendo que alguien que dedica veinte páginas a expresar su dolor porque su madre no subió una noche a darle un beso antes de acostarse debe enervar a muchos.
Me uno a la recomendación de intentarlo otra vez con "A sangre fría"
Con Auster me inicié (y finalicé) con Brooklyn Follies aunque en honor a la verdad ese libro no le gusta ni a los fans del escritor postinero.
Y treinta páginas para explicar que, cuando salían todos a pasear, a veces se iban por el lado de Swann y, otras veces, por el de Guermantes.
De Auster he de reconocer que me leí "El palacio de la luna" y que no me disgustó. Después de "Leviatán" juré que nunca más.
Sisterboy! Castigado al rincón! ¿Y para qué empiezas pues con ese libro? No voy a tratar de convencerte con la lectura, pero al menos te intentaré llevar a otro terreno común, el cine: ¿Has visto Smoke?
Chi y me gustó muchísimo.
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