jueves, 24 de noviembre de 2011

Resultado en el descanso: Honra uno, Barcos cero

Hay una viñeta de Forges en la cual el personaje central afirma que ha tenido una pesadilla: he soñado que Iberia perdía mis maletas y tenía que reclamarlas a través del 1004 de Telefónica.

Iberia no me ha perdido las maletas pero sí he tenido que hacer una reclamación telefónica precisamente a través del 1004. Efectivamente he vuelto a tener esa sensación de ser un imbécil al que le están tomando el pelo y, como diría mi amigo el Senséi, he lamentado profundamente no llamarme Charles Bronson o Steven Seagal pues hubiese resuelto el problema de otra manera con gran ovación por parte de las masas y varias vueltas al ruedo.

Me temo que más de uno habrá vivido una experiencia similar. Tienes un problema y llamas a un ente donde se supone que te lo han de solucionar y donde la única consigna que tienen es dilatar en el tiempo la llamada todo lo que sea posible pues ahí está su negocio y su beneficio: te tienen en espera, te preguntan tu nombre, te lo vuelven a preguntar, realizan comprobaciones, te vuelven a poner en espera, te preguntan el nombre, comprueban, vuelven a comprobar, siguen comprobando, te preguntan el nombre, te ponen en espera y tú, que has estado media hora concentrado antes de llamar haciendo ejercicios de respiración y leyendo a Tagore, que tienes a tu lado una efigie tamaño natural del santo Job haciéndote compañía, notas como la sensación de indefensión e impotencia va en aumento y cómo ésta se traduce en indignación, la indignación se convierte en ira y la ira explota en retórica.

Porque hay que ver lo bien que habla uno cuando está absolutamente indignado. Cómo fluyen las palabras, los argumentos, los razonamientos. Sabes que al otro lado del teléfono hay una persona con un contrato basura que trabaja para una subcontrata y que hace su trabajo que no es, precisamente, satisfacer al cliente. Aún así, te dejas llevar y bramas con gravedad, elocuencia, lógica y dignidad. Al cabo de un rato, cuando el trabajador ya ha superado el tiempo mínimo de llamada que le permite cobrar un plus, el problema queda solucionado y te piden que respondas a una encuesta posterior: pulse uno si ha quedado satisfecho con el trato recibido y pulse dos si no. Y claro, pulsé dos. Y a punto estuve de pulsar el doscientos veintidós mil doscientos veintidós.

Inmediatamente recibí una llamada: disculpe, le llamo de Telefónica. Ha manifestado disconformidad con el trato recibido y ruego me indique los problemas que haya podido tener con el fin de tratar de subsanarlos. –Espere un momento. Retiré al santo Job, puse las efigies a tamaño natural de Demóstenes y de Cicerón, uno a mi izquierda y otro a mi derecha, y comencé un discurso que merecería ser cincelado en cualquier friso. Con gran solemnidad pero con un lenguaje ágil y conciso realicé una exposición de los hechos sin olvidar situarlos dentro de un contexto macroeconómico. Mi interlocutor de vez en cuando respondía con un –ahá- y me lo imaginaba jugando al Tetris o al Buscaminas pensando –qué trabajo éste el mío, soportando constantemente a cretinos jugando a la oratoria. Pero yo pensaba –éste es mi momento. Ahora te vas a joder- y aún continué un buen rato argumentando y recreándome en el placer de escucharme y, por supuesto, creciéndome y viniéndome arriba a cada instante (creo que llegué a decir lo de sangre, sudor y lágrimas). Cuando hube terminado el fulano masculló una disculpa, dijo que tomaba nota y colgó.

Tal y como cuelgas te sientes pleno, rotundo. Nadie te aplaude pero tú estás escuchando el eco estruendoso de las ovaciones que mereces. Luego vas cayendo que no es así, que has hecho el ridículo, que se han reído de ti, que les da igual, que han conseguido lo que querían y tú tal vez lo único que has logrado es expresar el derecho al pataleo. ¿Te has desahogado? Sí. ¿Te has sentido un milhombres? Sí. ¿Y qué más? Pues poco más. Y lamenté entonces no llamarme Clint Eastwood y no tener en mis manos una Mágnum 44. O no haber enviado a Luca Brasi a que hiciese propuestas imposibles de rechazar. Ellos sí que sabían.

7 comentarios:

SisterBoy dijo...

Consigue la grabación de la llamada (creo que se puede hacer) y compartela con nos.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues yo me lo paso pipa cuando tengo que llamar al 1004... Hubo una vez que la amable señorita que me atendió y yo entramos en bucle (y no, no quiere decir nada parecido a lo que algunos estarán pensando), yo le pedía poner una reclama´ción y ella me decía que no se podía, a lo que yo le respondía que entonces quería poner una reclamación sobre no poder poner una reclamación. Fue divertido. Y mi valoración entonces fue de 0, ahí te gané...

3'14 dijo...

Lo que me molesta más es que esas mierdas de encuestas las suele pasar cuando el trato ha sido correcto, lo cual no implica que te hayan resuelto el problema, pero tu parte humana (personalemente en lo que se refiere a mi relación con las compañías de telefonía se reduce a casi cero) resurge y piensas: bah, a fin de cuentas, el teleoperador es un currante más, hace lo que toca, y cuelgo antes de contestar.

Mi última experiencia con el 1004 fue llamar para quejarme por las llamadas recibidas para darme información sobre ofertas, les llamé, después de que me despertasen tres veces seguidas en un periodo de diez minutos una mañana que estaba durmiendo por haber estado trabajando en mi turno de noche, y les pedí que anotaran algo, lo que fuera o como fuera, que esta clienta NO deseaba recibir ofertas telefónicas ni llamadas desde el 1004. Imperativamente subrayé que, siendo clienta de fijo y móvil, para cualquier oferta ya me interesaría yo, y que si recibía de nuevo llamadas desde el 1004 cambiaría de compañía. Pues por inaudito que te parezca, a los cinco minutos de colgar recibí nuevamente una llamada desde el 1004.......

¿He cambiado de compañía? Pues no... me seguirían llamando, entonces para ofrecerme darme de alta... Les dije que les denunciaría si volvían a llamarme. Hasta la fecha no lo han vuelto a hacer, pero no se, cada vez que suena el teléfono tengo miedo... un escalofrío recorre mi cuerpo... ¿Serán ellos otra vez?

Slim dijo...

yo me borre de movistar despues de una llamada al 1004 y su posterior discusion. antes de eso, me paso como a 3,14, que no dejaban de llamarme para ofecerme ofertas, en el momento mas inoportuno.
me cambie de compañia y siguen llamandome.
son una pesadilla.

El Impenitente dijo...

Creo que si escuchase la grabación me moriría de vergüenza, así que creo que dejaré que se pierda en el limbo.

A mí me llaman los de Jazztel día sí y día también. Se ve que doy el perfil de cliente suyo y me quieren captar a toda costa. Al principio respondía con educación. Ahora les cuelgo. Las compañías telefónicas y sus teleoperadores creo que han conseguido que aflore sin máscaras nuestro verdadero yo. Al pijo la cortesía. Vete a la mierda y déjame en paz.

Altosybajos dijo...

Me llaman con frecuencia desde un número desconocido (es movistar u otra operadora) a la blackberry y he cogido la costumbre de descolgar no contestar y poner el altavoz en manos libres dejando que se oigan los murmullos típicos de una oficina.
Nos entretenemos escuchando la voz del fulano, habitualmente sudamericano, intentando que alguien le conteste.
No consigo nada y fastidio al pobre empleado pero nos sentimos en la oficina como si nos estuviéramos vengando de esas llamadas al 1004.

Arual dijo...

Yo antes de llamar a Telefonica me dan ganas de tomarme un Valium, después directamente de tirarme del puente!!!