martes, 20 de septiembre de 2011

Banderas de mayo

Pensaba que ya había alcanzado mi máximo nivel de incompetencia cuando, por turno, tuve que ser presidente de mi finca, pero estaba equivocado. Siempre es posible dar un paso más allá en la ineptitud y esta vez me ha tocado ser presidente de la mesa electoral en las elecciones sindicales en mi empresa. No se me ha nombrado por mis aptitudes sino por mi antigüedad, pero eso de ver escrito lo de presidente junto a mi nombre me hace estar hinchado como un pavo. A punto he estado de hacerme tarjetas.

Las elecciones se presentaban animadas. En las anteriores salió elegido un chaval del taller, entre otras cosas porque fue el único que se presentó. Buena persona, trabajador y cumplidor, no había razones para no confiar en él. El caso es que, por motivos realmente inexplicables, tal y como salió elegido delegado, y tras afiliarse a uno de los sindicatos mayoritarios, empezó a llegar tarde día sí y día también y eso cuando venía. En épocas de escasez si algo se valora en un trabajador es su polivalencia, y él decidió que era soldador y sólo soldador y que no quería saber nada ni de cortar, ni de armar, ni de taladrar, ni de punzonar, ni de pintar, ni de pensar. El tiempo que le quedaba libre decidió consagrarlo al noble arte de liarse porros y fumárselos llegando a alcanzar el máximo nivel de excelencia. Y en cuanto a su labor como delegado sindical, hemos tenido en los últimos años dos expedientes de regulación y no se le ha oído respirar ni para bien, ni para regular, ni para mal. Con la proximidad de las nuevas elecciones anunció que se volvía a presentar porque, según decía, no había nadie en la empresa que tuviese intención de hacerlo y él estaba dispuesto de manera abnegada a sacrificarse por sus compañeros y a aceptar de nuevo la ingrata labor que le había sido encomendada. No mencionó en ningún momento, y eso me extrañó, la prioridad que tiene el delegado frente a sus compañeros de sección en caso de reducción de plantilla o despido. A partir de aquel momento las fuerzas vivas de la empresa nos movilizamos y nos fuimos de cara a uno de los montadores y le dijimos –enhorabuena, Anselmo. Te vas a presentar a las elecciones sindicales. -¿Yo? ¿Por qué? –Por el artículo treinta y tres. Y después nos fuimos a hablar con el resto de trabajadores –Anselmo se presenta. ¿Está claro? ¿Coacción? Ninguna.

Y así llegamos al día de las elecciones. Se presenta en el taller el representante de uno de los grandes sindicatos (el mismo que el de nuestro delegado) vestido con toda la solemnidad que requería el momento: chanclas, pantalones bermudas de cuadros y camiseta de algodón bien ceñida que hacía resaltar su enorme barriga. Sólo le faltaba el bolsito en bandolera para completar el uniforme. Organizamos el tenderete y procedimos a votar. El representante, muy serio, me facilitó el censo y me dijo que tenía que preguntar el nombre a cada uno y luego ir tachándolos de la lista. En mi empresa somos cuatro gatos y con el que menos igual llevamos siendo compañeros cinco años pero, como soy muy obediente, a todo el que se acercaba le preguntaba –por favor, ¿me puede decir su nombre? La mayoría ni me contestó, pero algunas respuestas fueron curiosas:

-Jacinto Benavente. Cristiano Ronaldo. La momia de Tutankhamon.

No sabía yo que tuviera compañeros tan ilustres.

Terminó la votación y procedimos al recuento. Número de votos para el delegado en funciones: uno. Número de votos para Anselmo: todos menos uno. Un verdadero triunfo de la democracia. La mafia demócrata había derrotado a la mafia sindical. Anselmo dijo unas palabras de agradecimiento manifestándonos que estaba empezando a notar los primeros síntomas de la depresión y que estaba pensando cogerse seis meses de baja. Se fue cada uno a su lugar de trabajo y allí me quedé yo, firmando papeles, que no había firmado tanto en mi vida. Al cabo me quedé solo y me fui para mi cubículo. Ya no era presidente. Volví a ser un tío gris y anodino. Volví a bajar un par de peldaños en mi nivel de incompetencia. La gloria es efímera, sin duda. Y me fui a almorzar para quitarme las penas.

14 comentarios:

Arual dijo...

Es que las elecciones sindicales dan para post a parte, nosotros tenemos comité de empresa, con nueve miembros solemnes que se dedican a reunirse en horario laboral para debatir sobre el bien y el mal y dar por el saco de vez en cuando. Con un sindicalismo tan zafio en esta pais los trabajadores la tenemos buena.

Altosybajos dijo...

Has removido uno de mis viejos fantasmas que me revuelve las tripas de vez en cuando.

En mi caso quien aplicó el artículo treinta y tres para que fuera delegado sindical fue el mismo director del centro.
No lo pasé nada bien sentado a la mesa con el resto de delagados sindicales de sindicatos mayoritarios durante más de cinco años.
Y fue ése mismo director quien diez años después me despidió.
Mucho podría escribir del tema pero prefiero dejar el tiempo unos años más.

3'14 dijo...

Pues sí... los delegados sindicales son intocables. No se les puede despedir tan fácilmente... y tipos como el que describes hace del cargo la mala prensa que tiene ser del comité de empresa...
Yo estuve un par de años. Por ampliación de plantilla nos correspondía pasar a tener tres representantes en lugar de uno, luego cuando volvieron a celebrarse las elecciones pasé de presentarme ¿Porqué??? pues: Las reuniones las hacía fuera del horario laboral, al currar de noche es lo que tiene, muchos días sacrificaba horas de mi descanso, mi sueño para ir a una reunión u otra... Soy tan soberanamente imbécil que no me anotaba las horas que dedicaba para pasarlas a la empresa y reclamar la devolución de esas horas en restarme horas de trabajo, y luego total para qué??? Mis compañeros acababan haciendo lo que les daba la soberana gana... se pasaban por el forro nuestras recomendaciones, no cumplían con sus obligaciones y sí esperaban tener todos los privilegios, luego, en cambio, asumían funciones que por su puesto de trabajo no les correspondía, y si les decías algo aun se pensaban que era por envidia, o por ganas de fastidiarles directamente... las horas de formación deberían realizarse fuera del horario laboral, una cosa es currar y otra formarse, no deben solaparse, pues las horas dedicadas a la formación de empresa ya están computadas en el horario anual, pues nada, se lo explicabas y parecía que se pensasen que ibas en su contra para hacerles ir más días al curro... "claro, si puedo trabajar y estar en el curso a la vez me ahorro venir a una cosa por la mañana y a la otra por la tarde", ese era su planteamiento... en fin... parecía que en lugar de las representantes de los trabajadores eramos la mano derecha de la patronal... pero es que las veces que pedían nuestro apoyo era comletamente injustificado... Y es que, empezando por la absoluta falta de compañerismo como pretender estar a una en temas sindicales con gente que en lo único que piensa es en como cobrar sin dar palo al agua, en criticar todo para luego negar sus quejas en el momento que se deben exponer y dejarte con el culo al aire... pues va a ser que no... que no... Aun sigo pensando que los sindicatos son necesarios, por temas legales que como trabajadores se nos escapan, si yo te contase... pero prefiero acercarme a las oficinas y preguntar si tengo alguna duda por mi cuenta y el resto que espabile y se busque la vida, porque en mi curro son un atajo de desagradecidos, desconfiados y no sigo..y no sigo...

¿Presidente por antiguedad? Si hubiera sido por edad no se yo si habrías estado tan contento.. jeje

El Impenitente dijo...

Aquí la caja de los truenos. Un poco más allá la tapa.

Es cierto: ya no soy viejo. Soy antiguo. De aquí a nada borro Los Cariacontecidos y comienzo Los Venerables.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Como dijo un concejal de Gijón (y no diré el partido para no despertar iras y acusaciones), "esto pasa por la puta democracia"...

No hay nada como tener cargo para olvidarte de lo que eras antes de tenerlo. Yo que tú me habría hecho tarjetas, ya lo creo. Aunque sólo fuera por preusmir delante del ex delegado sindical. Y enhorabuena a Anselmo.

Anónimo dijo...

Tema tabú for me. Los sindicatos me tienen hasta la coronilla y tres cuartos más arriba. Me toca negociar convenios, calendarios, condicioneS...en mi empresa tenemos a ELA y LAB...un hartazgo, de verdad.
Jaramiel=patrona opresora ;)

El Impenitente dijo...

Decía el Butano que basta con darle a un tío una gorra de plato y un pito para que se vea quién es en realidad.

Con ELA y LAB se hace bella pero no creo que sea lo mismo.

SisterBoy dijo...

Por lo menos tú conoces a tu Delegado Sindical

GARRATY dijo...

A mi me tocó ser delegado sindical cuando mi empresa presentó el primer ERE. Me eligieron sin presentarme mientras estaba de vacaciones. No sé si pensar que mis compañeros confiaban en mí o que, los muy cabrones, me encasquetaron el muerto.
El caso es que me tiré mes y medio (en verano) negociando con la empresa y los sindicatos.
De la experiencia me queda la amargura de haberme perdido la última oportunidad que probablemente tenga en la vida de ver a Seguridad Social en concierto y el asco y hartazgo que les cogí a los sindicatos mayoritarios. De la empresa mejor no hablamos.

PD1: Al leer el título del post he pensado que ibas a escribir acerca de un insigne grupo valenciano de los ochenta que se retiró tras un solo éxito.

PD2: haz el favor de no venirte arriba con Falcao que ya estoy viendo venir las próximas entradas del blog. Luego no digas que no te avisé.

El Impenitente dijo...

Respecto a Falcao te diré que me estoy reteniendo a la espera de los dos próximos partidos contra Barça y Sevilla. Como salgamos vivos de cada dos palabras que escriba una será Radamel.

Respecto a "Banderas de mayo" tengo un disco suyo que, probablemente, sea el único que tengan. Me lo regaló mi amigo G. que les tiene bastante manía pues le encargaron un par de dibujos y nunca le pagaron (López Mancebo, si lees esto que sepas que le debes pasta a mi amigo G.). En su momento me gustaron. Mientras daba vueltas al título de la entrada recordé el nombre del grupo (que sacaron de un verso de Rimbaud) y, con las mismas, escuché el disco. Aguanté un par de canciones. Han envejecido muy mal.

Respecto a Seguridad Social yo sí los vi una vez en concierto. Y lo pasé bien. Muy bien. Y eso que sus canciones no me dicen gran cosa. Pero el Casañ es (o era) un espectáculo.

Slim dijo...

Nunca oi hablar de Banderas de Mayo, igual que nunca ví actuar a los delegados sindicales de mi trabajo...

en cuanto al atletico espero que ganen mañana, lo siento por sisterboy, pero bueno un poco de vidilla a la liga no le viene nada mal.

Anónimo dijo...

Un representante sindical de la empresa para la que trabajaba cuando convocaron la huelga general al gobierno de Aznar, el día de la huelga se cogió el día de vacaciones y de esta forma cobró el día dos veces: no perdió el salario de ese día y el sindicato mayoritario al que estaba afiliado le pagó el día de huelga. Jugada redonda!!! Pero era mi compañero y se sentaba en la mesa de enfrente y un día se le fué la lengua y me lo contó. Le dije de todo y que los sindicatos me parecían un circo (esto me lo parecía antes y se van superando con el tiempo).
Forza Atleti (sólo contra el Farsa).

Anónimo dijo...

Creo que he utilizado la palabra día en exceso. Parece la diada.

El Impenitente dijo...

Pues no le ganamos al Barça, no. A punto estuvimos.