miércoles, 27 de julio de 2011

Biblioteca de humanidades

Recientemente se realizó una votación para elegir, entre treinta propuestas, la palabra más hermosa en español y ganó Querétaro. Sea ésta una prueba más de que la mayoría nunca tiene razón (salvo cuando opina lo que yo, claro). No es que tenga nada contra Querétaro. De hecho me recuerda a Butragueño y al cinco a uno a Dinamarca, lo único que nos hemos llevado a la boca, junto al doce a uno a Malta y el gol de Maceda a Alemania, durante años hasta el bendito instante en que Cesc metió el quinto penalti contra Italia. Pero, aunque le pueda tener cariño, también siento cierta aversión por las palabras esdrújulas. Considero que están sobrevaloradas. Tienen mucha sonoridad y, por tanto, son tremendamente efectistas. Y con eso juegan y de eso se aprovechan. Personalmente prefiero las palabras que empiezan por des (desencanto, desesperación, desasosiego, desilusión, desprecio...). Son más bonitas, son mucho más que su significado y no utilizan fuegos de artificio para vender humo. Pero ésa es mi opinión, que ni propuse, ni leí las propuestas, ni voté.

Luego están no las palabras sino las frases, los términos, las expresiones. Decía el gran Frasier Crane que nada le gustaba más que “piso de soltero” y “modelo de lencería” salvo cuando las dos expresiones coincidían en la misma frase pues entonces formaban la más hermosa combinación imaginable. Mi amigo G. se decanta por los términos “bikini”, "mueble-bar", "vagón-restorán" y "mini-short". Yo pienso que nada suena mejor ni evoca más que “vestuario femenino”, aunque recientemente ha irrumpido con fuerza otra expresión haciéndose sitio a codazos y ésta es “biblioteca de humanidades”. Y no ha sido por su arquitectura. No ha sido por sus estanterías. No ha sido por sus incunables (si es que los tuviera). No ha sido por sus escaleras de evacuación. El trabajo, que es lo que me lleva de un sitio a otro, me acercó a ese templo de sabiduría y pecado (no sé en qué proporción). La estructura no ha podido montarse hasta que los estudiantes se fueron y la biblioteca pudo cerrarse. Pero las mediciones se hicieron con los estudiantes allí. Y la revisión y la aprobación de los planos se hicieron con los estudiantes allí. Y lo que debía durar una hora duraba tres. O cuatro. Ilustres profesionales de todas las edades, tan serios y respetados ellos (en la universidad, para cualquier tontería, al menos en lo que me ha tocado vivir, se juntan no menos de diez. Hay gente que se aburre. Hay gente que se cree muy importante. Hay gente a la que le encanta llevar séquito) eclosionaban y mostraban al mundo su vocación de viejo verde sin el menor pudor. Y no era para menos. "Biblioteca de humanidades": el lugar donde la virtud y la excelencia se diluyen frente a las tentaciones. Tesoros entre tesoros. Tesoros sepultados por tesoros. Y yo qué viejo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Bar-man, sin duda alguna (qué fonética, qué alcance, qué consecuencias...) ésa, y gin-tonic ;)

Las niñas bonitas cobran mucho más dinero.

Jaramiel

Camilo dijo...

A mí también me gustan las palabras en negativo. Esas palabras que se definen por lo que no son y que obligan a buscar varias veces en el diccionario. Inenarrable, anencéfalo, destiempo... Querétaro es una palabra cuyo triunfo parece hijo de su época: un brillante envoltorio para unos vulgares calcetines.

alfredo landa dijo...

A mi me gusta "erasmus", nueva versión del concepto "sueca".

Slim dijo...

La biblioteca de humanidades no tiene incunables (si no es por alguna bibliotecaria a punto de jubilarse).Si tiene una distribución imposible y unas estanterías altisimas en las que he guardado carros y carretas de libros. Si tiene unos/as estudiantes que da gusto verlos. Y tambien están mis ex compañeros que seguro te resolverian cualquier duda que tuvieras.

que pena no haber coincidido, jo.

¿y exactamente, que estais haciendo ahi?

El Impenitente dijo...

Ninguna de las escaleras de evacuación desembarcaban en la azotea. Ahora hay una que sí. Y traté con la directora. Creo recordar que se llamaba Isabel. Muy agradable.

Yo no soy bonita ni lo quiero ser.

Tomo prestada inenarrable. Y destiempo es una palabra que sugiere muchísimas páginas de literatura.

Alfredo Landa, te sugiero pases la tarde viendo los mundiales de natación. ¿Erasmus? Nadadoras.

Arual dijo...

Querétaro??? Va que me da pereza buscar su significado, qué narices es eso???

El Impenitente dijo...

Guadalajara en un llano, Méjico en una laguna y Querétaro a mil novecientos metros de altitud.

SisterBoy dijo...

Yo por mi parte sigo encerrrado en la biblioteca por las tardes siguiendo la antología de Pringle. Alli no hay estudiantes, hace demasiado buen tiempo, más bien está lleno de disfuncionales en busca de internet y aire acondicionado gratis.

3'14 dijo...

Precisamente hace poco he comentado en un blog que tengo linkado en una de sus entradas con título: Lucubraciones. Y es que siempre que oigo esa palabra me hace pensar en lubricaciones... Las palabras... tam hermosas y a la vez tan hirientes pueden llegar a ser... un ejemplo, lo viejo puede ser añejo, le da solera y experiencia a su significado, por otra parte tenemos el color verde, de la esperanza de los prados... pero si se juntan... viejo-verde... la pilles por donde la pilles no le encuentro el lado amable...

Juan Rodríguez Millán dijo...

A mí me gustan las que empiezan por in o im, con mención de honor para el clásico impepinable y el maravilloso inconcebible (sí, me encanta la palabra desde que vi por primera vez 'La princesa prometida').

Un amigo mío dice que se siente incapaz de conducir en verano. Admirar las humanidades se lo impide. Y antes de que alguien piense que digo "un amigo mío" para no confesar nada inconfesable, tengo que decir que no tengo carnet de conducir...

El Impenitente dijo...

A mí viejo verde me recuerda al Mr. Mustard de los Beatles y ese sería su lado amable.

-Inconcebible. Usas mucho esa palabra. No creo que sepas qué significa.

Me gusta mucho "La princesa prometida".