domingo, 17 de julio de 2011

Is there life on Uganda?

Las matemáticas fueron muy divertidas y se me dieron bien hasta COU. A partir de entonces se convirtieron en un suplicio. Hay gente que se estremece cuando escucha los nombres de Hitler, Atila, Stalin o Pol Pot. A mi me quitan el sueño los de Weierstrass, Newton, Fourier, Laplace o Gauss. Tuve una asignatura en segundo que se llamaba “Ampliación de matemáticas”. El profesor, un tío muy estirado con bigote, le hizo una pregunta a un compañero mío el primer día de clase. Éste no supo responder. El profesor se le quedó mirando muy serio. -¿Usted sabe que se necesitan braceros en Uganda? ¿A qué espera? No volví a clase en todo el curso. Aparte del respeto que manifestaba a los alumnos, aquella persona ponía unos exámenes criminales que, además, corregía con guadaña. De hecho te dejaba tener todos los apuntes encima de la mesa durante el examen. Daba igual. Yo aprobé por hipnosis. Fui un día a su despacho y le dije –mira el péndulo. Ponme un cinco. Y me lo puso. Si no de qué iba yo a haber aprobado. Pero en cuanto bajaba al nivel de COU o inferior me sentía exultante. Tuve una alumna un verano, amiga de mi hermana pequeña y familiar nuestro además, que no se enteraba con las derivadas y las integrales. Se las expliqué tan bien y con tanto entusiasmo que no aprendió ni a derivar ni a integrar pero terminó enamorándose de mí. Esas cosas pasan. Las matemáticas tienen ese efecto. El caso es que yo ni me enteré. Fue bastantes años después, cuando, por esas casualidades, terminó casándose con un buen amigo mío. Charlando con ella, me dijo –profe (desde entonces siempre me ha llamado así) ¿Te acuerdas cuando me diste clase? Si, claro. Nunca te lo dije, pero estaba enamorada de ti. ¿Y me lo dices ahora, quince años después? ¿Me hubieras hecho caso? No lo sé, pero la vanidad es la vanidad. En fin, te perdono pero no lo vuelvas a hacer más.

También di clase otro verano de dibujo técnico. Una amiga nuestra allí en el secarral decidió que quería estudiar diseño de modas y en el examen de ingreso le pedían ciertas nociones. Y para esta muchacha los conceptos perpendicularidad, mediatriz, tangente, planta, alzado y perfil eran sánscrito en sus oídos. Me pidió ayuda. Las clases duraban exactamente hora y media. Me dijo un día que si quería podía llevarme música y yo me llevé una cinta de noventa donde, en la cara A, tenía grabado el “Hunky dory” y en la B el “Ziggy Stardust” de Bowie. Todas las clases escuchábamos la cinta. Ella tenía debilidad por la cara A, especialmente por “Changes” y “Life on Mars”. Yo no discutía con ella (me gusta mucho el “Hunky dory”) pero un disco que empieza con “Five years” y que termina con “Rock’n roll suicide” como es el “Ziggy Stardust" sólo puede ser buenísimo, excelente o fabuloso. Así, clase no dábamos mucha. Escuchábamos música y charlábamos un rato. Media hora de clase y ya de charla hasta que se acababa la cinta. Lo único que aprendió en todo aquel tiempo fue a no pincharse con el compás y a manejar sin excesiva soltura la escuadra y el cartabón. Suspendió el examen de ingreso y se dedicó a la óptica donde creo le va bastante bien pues hace muchísimo que no sé nada de ella. Tras el examen vino y me dijo que me tenía que pagar. Yo no le podía cobrar. Si casi tenía que ser yo quien pagase pues me lo había pasado en grande. Como insistió mucho pactamos en ir a la feria y comernos unos pollos asados. Ella se llevó a una amiga y yo me llevé a mi hermano y a Gabi. Nos comimos los pollos. Pagó ella. Y desde aquel día la docencia y yo seguimos caminos paralelos que, como debe ser, sólo se intersectarán en el infinito.

9 comentarios:

Arual dijo...

Yo también daba clases en verano, jeje!!! Qué tiempos aquellos. Empecé con mis primos y acabé con grupitos más numerosos. Como se me daban bien las mates y me gustaba explicarlas tuve bastante cantera mientras cursé BUP y COU. En la uni lo dejé porque en verano la que necesitaba clases de refuerzo era yo, jeje!!

Juan Rodríguez Millán dijo...

Yo sólo di clases una vez, y fue como favor a un compañero. Así no hay forma de ligar, no... Yo aborrecí las matemáticas antes. El colegio era un hacha. En el instituto me volví un ignorante que aprobó por ciencia infusa. ¿Integrales? ¿Derivadas? Ni idea. Yo tiré por historia del arte y griego clásico con tal de alejarme de esa asignatura imposible de aprobar.

Peri Lope dijo...

Yo que he sido malo, realmente malo, con las matemáticas me he sentido siempre atraído por su concepto de juego o de creación. Pero en cuanto me ponía con su ejecución (y mejor ni hablar de su aplicación) a freír espárragos el chiringo. Digo que le pasaba al librero, yo soy un tipo listo.

El librero presume de haber pasado la sele sacando un cero en física y suspendiendo las mates. Le salvó la filosofía, la lengua y, bueno, el resto de asignaturas.

Bien, lo que se dice bien se me daban las sumas sin llevar. Un hacha, chico.

El Impenitente dijo...

Los matemáticos, por lo visto, siempre fueron gente extraña, con cierta tendencia a la depresión, al alcoholismo y a meterse en un Burger King con un subfusil y diez cargadores. Es lo malo de consagrarse a la abstracción y a las entelequias mentales.

Dile al librero, como quien no quiere la cosa, que para llevar un negocio sumar y restar tiene cierta importancia. Por lo menos es importante que el minuendo sea mayor que el sustraendo.

Slim dijo...

yo como era mala estudiante las recibia, nunca las di.
mi profe se llamaba Juanjo pero nunca me enamore de el. a mi es que es hablarme de integrales y zzzz

El Impenitente dijo...

No te gastarás un duro en valerianas por lo que veo. Siempre tendrás un libro de matemáticas en la mesita para combatir el insomnio. Qué suerte.

Slim dijo...

valeriana , que es eso? para que sirve? jajaja
la verdad es que duermo como un bebé, con mates y sin ellas.

SisterBoy dijo...

Jo, Ziggy Sturdust es junto con Sargent Peppers uno de esos discos de los que te gustan todas y cada una de las canciones, mi preferida siempre fue Suffragget City, también tengo debilidad por Scary Monsters.

Yo di clases también pero me pagaban en cubatas así que imaginate como terminó aquella única clase

El Impenitente dijo...

"Aladdin Sane" también es muy bueno. Al menos a mí me gusta mucho.

El cubata como moneda de cambio. Mi hermano y un amigo, Gabi, todo lo traducían a cubatas. Y ese coche, ¿cuánto cuesta? Tanto. Y eso, ¿a cuántos cubatas equivale?