jueves, 20 de febrero de 2020

Amparo

Amparo es Amparo. Con la música puesta. Cantando. Lo canta todo. O algo así. Canta muy mal, fuera de tono, inventándose la letra y siempre un segundo por detrás de la melodía, pero es la que mejor canta mal. Limpia, te pregunta, te cuenta, te saluda. Te saluda siempre. Todas las veces que te cruces con ella. Baila con su escoba. En su casa tiene un fantasma que no le deja dormir. Me pregunta que de qué parte de Argentina soy, que al resto de argentinos que hay en la empresa no los entiende nada y a mí me entiende todo. Tiene un ex que, le cuentes lo que le cuentes, su ex, también. Nunca se queja. Nunca protesta. Canta. Saluda. Te cuenta. Amparo es feliz. No sólo ella. Todos lo somos. Nos contagia. Nos hace sentir mejor. No lo sabe. No es consciente. No sabe el bien que hace. Tampoco lo pretende. De todos los que estamos aquí trabajando, para mí ella es la única imprescindible. El resto, todos, somos sustituibles. Pero, lo que ella hace, nadie. Ninguno. Y la necesitamos.

2 comentarios:

Entonoquedo dijo...

Puede que las Amparo sean una especie en extinción. Que triste debe de ser la vida de aquellos que nunca se hayan cruzado con una. Será triste el futuro?

El Impenitente dijo...

No se extinguen las Amparo. Y siempre te cruzas con ellas. Lo triste es no verlas. O no apreciarlas. O a mí me lo parece.