domingo, 22 de octubre de 2017

Momentos musicales

G. decidió celebrar a lo grande sus cincuenta años y su vuelta a la vida tras una operación de corazón. El hecho de tener amigos de, más o menos, mi edad con problemas cardiacos y que, además, se ponen simpaticones con las camareras más jovencitas tendría que hacerme pensar pero ya lo haré un día de estos. Alquilaron un local bastante comomolita y allá que nos fuimos a acompañarle en su celebración. Me vi en varias fotos con una frente más estrecha y un pelo rizado digno de cualquier Gibson Brother de color negro al cien por cien (de peso estoy igual. Que se jodan los gordos) y me ubiqué junto al resto de los que habían pasado más de siete años de su vida en el Politécnico junto a la puerta por donde salían las camareras con bandejas de comida y bebida, bandejas que nos ofrecían mientras soportaban el fino sentido de la galantería de alguno (no diré el nombre) que habría hecho enrojecer a los hunos. La música que sonaba de fondo había sido seleccionada por el anfitrión e incluía todos los topicazos ochenteros que en la zona de Valencia fue etiquetada como “música remember”. Esto de escuchar siempre la música no deja de ser una desgracia y, si bien me lo estaba pasando en grande con mis amigos, deseando estaba que el homenajeado se acercase por nuestra zona para, con delicadeza, decirle que muy bien todo pero que vaya puta mierda de música, Y mientras me repetía aquello de –en cuestión musical no estoy en posesión de la verdad absoluta- de repente, “This charming man” de The Smiths (gracias, Sanfélix). Y acto seguido, “All i need is everything” de Aztec Camera (gracias, Sierpe). Y cuando estaba interrumpiendo la conversación del grupo cantando desatado –i wish myself into your arms to know that all i need is everything- apareció el cincuentón reciente ya sin arritmias y muy bien todo y me has hecho tan feliz que ya no me acuerdo de lo que te tenía que decir.

Hay canciones que siento que son mías porque llevan muchos años conmigo y me resulta insoportable cuando me las quita la chusma. Sufrí mucho cuando Ana Belén hizo llegar al populacho el “Se te olvida (la mentira)” de Los Panchos. De hecho, creo que no he vuelto a escucharla. (Ana Belén ocupa un puesto de honor en mi ranking de personas más queridas por haberme hecho odiar esta canción y por las masacres que cometió con “Qué será” de Chico Buarque y el “Piano man” de Billy Joel). Se me abren las carnes cuando cualquier mendrugo que no sabe ni quién es Adamo entra en trance gilipollesco con “Mi gran noche” de Raphael. Y estoy empezando a recuperar el “Ain’t no mountain high enough” de Marvin y Tami. Hay una canción que está en el filo y es “Don’t stop me now” de Queen. Ésta canción es mía aunque no sea más que porque me compré el “Jazz” cuando Freddie Mercury terminaba de estrenar bigote. Y me fastidiaría mucho perderla porque es una canción que me revoluciona siempre. Esta mañana misma, en la media de Valencia, al paso por el dieciséis estaba sonando y de ahí a meta he ido sin cadena. Y el sábado pasado también sonó en la boda del último primo que nos quedaba por colocar por parte materna. Y sonó como paso previo al baile, para animar a la gente. Y cuando se acercó mi hermano a decirme -¿vamos ya a pegarle dos sopapos preventivos al pincha discos para que sepa quién manda aquí y a quién tiene que respetar?- le respondí –deja, deja, que tiene buena pinta. Dos sopapos, no. Doscientos teníamos que haberle dado. Vale que no iba a poner sólo música para contentar a los primos viejunos del novio, pero, coño, hazme caso en alguna de las quinientas peticiones que te he hecho, gilipollas. Y el colmo fue cuando, una de las veces, le dije, -y que sepas que en un rato volveré para pedirte canciones de los Bee Gees.

-¿De quién?

-De los Bee Gees.

-No los conozco.

-Cuando sea Dictador Supremo de una tiranía ultrafascista máxima de atmósfera irrespirable habrá ejecuciones masivas por muchísimo menos.

De la fiesta, la víspera y del baile el paso previo. Y ahí sí, ahí bailé con todo. Antes de que me la quiten.

2 comentarios:

Alex Maladroit dijo...

Aquí sigues. Increíble.

(Memoria de elefante).

(Soy uno que escribía aquí: http://dellescoses.blogspot.com.es/)

El Impenitente dijo...

El señor Alex Maladroit, supongo. Me alegra ver que sigues vivo. Y aquí sigo, sí, absolutamente pasado de moda y a la espera de ser etiquetado como vintage.