sábado, 22 de abril de 2017

Bellas anécdotas que convertimos en tradiciones y que, desde luego, eran para tanto

Abrimos una nueva sección cuyo primer capítulo podríamos titular –Never missed a cue (with emptiness all around).

Alejo. Alejo es de la cuadrilla del futbolín, es decir, que es amigo desde siempre y para siempre. A Alejo le quiero por infinitas razones. Una de ellas, importante, es porque me abrió la puerta de una habitación en cuya entrada podía leerse –Elvis Presley, habitación de la cual no he salido ni saldré, entre otras cosas porque dentro de un millón de años Elvis seguirá siendo el Rey y, por más tiempo que pase, jamás dejará de sorprendernos y de fascinarnos.

Alejo está emparentado con la localidad valenciana de Segart, situada en plena sierra Calderona. Y allí se pasaba temporadas. Durante dos (o tres) años, coincidiendo con el fin de semana de San Vicente, Maroto (por Dios, cuánto daño se ha hecho este hombre a sí mismo), Sanfélix y yo nos subíamos a pasar un día con él. Llegábamos a media mañana, recogíamos a Alejo y nos íbamos a subir y bajar por donde Alejo nos llevase. Fueron días muy agradables, andando todo el día por el monte, comiendo donde y cuando nos apeteciera (incluida la mona de Pascua, por supuesto), días que rápidamente mitificamos puesto que Alejo iba salpicando de recuerdos cada zona que pisábamos, algunos ciertamente morbosos, y a nosotros nunca nos hizo falta demasiado para hacer de la nada un hito, un recuerdo imborrable.

Lo mejor del día llegaba al final. Con el ocaso entrábamos en Segart. La música siempre fue uno más de nosotros, así que no era extraño que cantásemos. Y la primera vez que fuimos, a la vera del pueblo, con el sol ya detrás del horizonte, comenzamos a cantar “Are you lonesome tonight?”, por supuesto engolando la voz puesto que es imposible cantar canciones de Elvis sin engolar la voz (cuando digo imposible es imposible. Inténtelo ustedes). Y, al llegar al momento del recitado, surgió Alejo. Y mientras nosotros, muy bajito, tarareábamos uuuu, Alejo soltó aquello -I wonder if you're lonesome tonight. You know someone said that the world's a stage and each must play a part, etc. Y lo dijo con una chulería que ya hubiera querido para sí Elvis. Y, claro, aquello se convirtió en un momento cumbre, en un recuerdo imborrable, en un hito, en tradición. Y lo repetimos las siguientes veces que volvimos. Y entró a formar parte de mi memoria, pues no hay vez que escuche “Are you lonesome tonight?” sin que Alejo desplace a Elvis y sea a él a quien realmente escuche haciendo el recitado y no al Rey. Y se quedó a vivir ya para siempre en el fin de semana de San Vicente, porque da igual donde esté: cometas en la playa, la mona de Pascua y la voz de Alejo diciendo -Now the stage is bare and i'm standing there with emptiness all around. And if you won't come back to me then make them bring the curtain down.

2 comentarios:

Sanfélix dijo...

Qué bonito e imborrable. Por este texto llevo todo el día engolando la voz y aprendiendo el recitado. He incorporado "Are you lonesome tonight" a mi lista de nanas para dormir al crío. Y funciona. Todas las noche me pongo en función aleatoria aunque suelo empezar, por tradición y porque así lo demanda mi público, por "Across the Universe". Anoche seguí con el "Wild is the Wind" (versión Nina Simone. Éste lo bordo). Y ya, engolándome al máximo, dormí a la audiencia al llegar a lo de "is your heart filled with pain...". Viva el Rey y Viva Alejo. Y viva también el cronista, qué caramba.

El Impenitente dijo...

No es fácil cantar "Wild is the wind". A mí no se me queda la melodía ni a tiros. Y verás qué bien vas a engolar la voz con los góspel de Elvis. Y lo bien que se va a dormir tu hijo. Y viva, por supuesto.