Esto es lo que se ve desde la ventana de mi despacho (o cubículo. O chiscón).
Y en esta calle aparco el coche.
El paisaje no lo embellece ni la luz del atardecer. Como diría el del chiste es de una fealdad esférica, se mire por donde se mire, que te empuja al desánimo. Pero aparco en la calle del Pimpollo. Y eso... imprime carácter.
lunes, 1 de febrero de 2016
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2 comentarios:
Y yo sin saber que había una calle en tu honor.
Con lo que no sabes sobre mí podría llenarse el Gran Cañón del Colorado.
Bueno, La Pesquera.
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