sábado, 30 de noviembre de 2013

Sofía no vino


Charlton sí. Se quedó varios días. Vino por el rodaje de “El Cid”. Aquí estuvo, en la explanada del campo de fútbol (aunque no sé si se aprovechó la explanada tras la película o fue la película la que utilizó el campo) vestido de rojiblanco, peleando con don Martín por Calahorra en un torneo con lanza y espada y no con rifle. Mi madre lo vio. Se acercó al rodaje y lo vio también después, cuando pasó por delante dentro de un coche. Pero Sofía Loren no vino. No sé por qué. Igual no pudo. Quizá no hizo falta. Pusieron una doble que salía de espaldas y ya está. La capital del secarral es la capital no por Charlton ni por “El Cid” ni sería más capital si hubiese venido Sofía. Pero pasear por las mismas calles que hubiese pisado Sofía Loren…Contemplar el mismo castillo que hubiese contemplado Sofía Loren…Dejarse traspasar por el mismo viento solano que hubiese azotado a Sofía Loren…Sentir que todas las fantasías podían estar protagonizadas por Sofía Loren… Pero no. Sofía no vino. Sofía no estuvo aquí.

5 comentarios:

3'14 dijo...

Pues márcate un viaje por Italia y ya podrás respirar el aire y ver los paisajes que la diva debe tener en su retina. Sí, lo se, no es lo mismo.

Peri Lope dijo...

Ya veo que Charlton no te pone mucho. Qué exquisitos somos, la leche.

Por cierto, ayer estaba arreglando algunos aspectos del blog y me encontré con una de tus impenitencias. Bolañesca.

El Impenitente dijo...

Dos impenitencias bolañescas tienes: "Los detectives salvajes" y "El gaucho insufrible". Peri Lope, ¿no te llega ningún correo que te avisa de los comentarios?

La exquisitez es la razón novecientos once en mi preferencia de Loren frente a Heston. Y sí, Pi, no sería lo mismo.

Slim dijo...

Che que bonito es Belmonte, si es que tenían que haber ido ahí a rodar Juego de Tronos. Ya me imagino a Cersei Lannister conspirando por ese castillo...

Peri Lope dijo...

¿Dos? Ay, madre...
Me llegan correos de casi todos los comentarios. No me llegan de los tuyos (manda narices) ni de los anónimos. La verdad es que no sé en qué momento decidí darte la espalda. Tampoco sé cómo lo hice. Ni siquiera creo que lo pueda solucionar.