martes, 11 de junio de 2013

Fartá de cardos

La clienta, al ver los planos, dijo que muy bien, pero que ella, en el salón, quería luz genital. El arquitecto le respondió que sin problemas, que lo solucionarían poniendo una clarapolla. Esto lo escuché por la radio. Se puso de moda en distintos programas el contar anécdotas de este tipo, y mi yo acomplejado, incapaz de sentirse uno más (aunque lo sea), dejó de anotar todas las erratas con las que me iba encontrando. Y algunas eran buenas. Estaba junto a un aeródromo y me explicaron que era sólo de uso agrícola. -Sí, para aviones de esos que se dedican a fulminar los campos. La Unión Europea y el control de los excedentes, pensé. O la mujer que lloraba a su marido, que había muerto de una fartá de cardos. ¿De una fartá de cardos? Sí, hombre; de un ataque al corazón. O mis hijos y sus infames gustos musicales, puesto que escuchan a Marc Antoñín y a La Oveja de Bangkok. O el Mortirolo, que nos contó que en el río había visto a gente jugando a juegos de trol. O la mujer que había pedido la excelencia para cuidar a su hijo y que había sido atendida en el parto por la patrona. O aquella otra que iba a casarse y estaba desbordada por el aborigen de la boda. O los asedios con catapulga. O los ciclistas que llevan rueda ventricular. O el que estaba preocupado por el nivel ciático del agua. No sé. Creo que volveré a apuntarlas. Creo que volveré a ser uno más. Aunque lo sea.

10 comentarios:

3'14 dijo...

juegos de trol!!! jajajajajajajajaajajajajajaja

Juan Rodríguez Millán dijo...

Con el juego de trol me acordé del trol que matamos mientras jugábamos a uno. Qué ironía...

Yo, como no trabajaba de cara al populacho, me conformaba con los titulares. Y no sé por qué me acuerdo de que cuando, según mi excelsa ex agencia, no sé qué político pidió al entonces Gobierno que cerrara con él un pacto en educación con el mismo "beso" que en materia antiterrorista. Cómo cambió la "p" por la "b" es todavía un misterio para mí... Y conste que tengo guardado ese teletipo, que yo también soy uno más.

El Impenitente dijo...

Sentir el peso o sentir el beso de la ley. No sé yo.

SisterBoy dijo...

Yo contaría eso de "vengo a pedir el suicidio" (por subsidio), pero es algo tan habitual que ya ni me fijo.

El Impenitente dijo...

Tramítales el suicidio. En tus manos está el resolver el problema malthusiano.

3'14 dijo...

joder con mi dislexia!!! He leído: "En tus manos está el revolver".

Estaría bien eso de que hubiera una oficina que tramitase suicidios. Ponen a tu disposición la cuerda y una sala donde proceder al ahorcamiento, la pistola, el horno de gas, el garaje con el coche, las píldoras (y una confortable cama donde tumbarse), la bañera con el agua a temperatura ideal y la cuchilla para cortarte las venas... y si el solicitante se lo repiensa, el funcionario en cuestión le invita a salir amablemente por la ventana (el piso está situado en una sexta planta) Que no digan que el gobierno no es eficaz en sus trámites burocráticos.

El Impenitente dijo...

Oficina "Mariano José de Larra", por supuesto.

3'14 dijo...

:)

J.P. dijo...

Cuando teníamos la tienda, yo tenía una lista debajo de la caja en la que iba apuntando las barbaridades.
Qué pena porque no sé dónde está...
Siempre me acuerdo de la de "Torta de bacor" (pizza de bacon).

El Impenitente dijo...

Una pena la pérdida, aparte de por la calidad de las citas por la firma de las mismas. Porque cada una de las citas tendría cara. Y en un pueblo eso vale mucho.