martes, 21 de mayo de 2013

La mitomanía. Segunda parte

Hoy: nuestro Manolito.
Cuando hago recuento de las obligaciones que, por culpa de mi mitomanía, tengo pendientes, dos son las que siempre se presentan en primer y segundo lugar: ir a Memphis a visitar Graceland e ir a Aielo de Malferit al museo de Nino Bravo. No haber ido todavía a presentar mis respetos a la tumba de Elvis podría estar justificado pero no haber ido a Aielo de Malferit, que está a menos de una hora de casa, es algo verdaderamente reprochable y que, ciertamente, me avergüenza.

Sigo sin ir a al museo de Nino Bravo pero, por una vez, la montaña vino a Mahoma. Con motivo del cuadragésimo aniversario de su muerte (cuarenta años. Y fue ayer mismo. En Villarrubio, a cincuenta kilómetros del secarral, el pueblo donde siempre nos incorporábamos o salíamos de la N-III cada vez que volvíamos o veníamos de Madrid) se ha organizado una exposición homenaje en Valencia, en El Corte Inglés. Fotos, canciones, carteles, telegramas de condolencia, un ninot, vinilos, discos de oro, fragmentos biográficos, artículos, revistas, libro de firmas y trajes y complementos que muestran la elegancia natural de Nino Bravo dentro de la elegancia propia de aquella época, principios de los setenta.
Supe de la exposición, fui, vi y me emocioné. Para que nos vamos a andar con rodeos. Y me emocioné mucho. De hecho he ido dos veces. Me he hecho fotos, firmé en el libro, puse canciones y me dejé la voz cantando en silencio. Volví a preguntarme cómo habría envejecido Nino Bravo. Volví a dar gracias de que Nino Bravo coincidiese en el espacio y en el tiempo con gente como Herrero y Armenteros (de Los Relámpagos), como Augusto Algueró, como Juan Carlos Calderón, como Manuel Alejandro. Volví a maravillarme de todo lo que grabó Nino Bravo en tan solo cuatro años, algo impensable ahora mismo. Y llegué a casa y puse sus discos. Y terminé, como siempre, con “Te acuerdas, María”. Para mí Nino Bravo es todo lo que me pasa mientras escucho, o mientras vivo, “Te acuerdas, María”. Y el día en que no me pase nada, no hará falta un electrocardiograma que certifique.

Y la visita a Aielo de Malferit sigue estando pendiente. Siento que se lo debo a Luis Manuel, a Manolito, a Nino. Supongo que será una tontería pero es que en Villarrubio ya he estado muchas veces. Y en Aielo no. En Aielo no he estado nunca.

P.D.

6 comentarios:

SisterBoy dijo...

En casa eramos más de Cecilia que murió en la misma época y en las mismas circunstancias.

Slim dijo...

nene, has visto esto?
http://www.palaudevalencia.com/ver/1628/LOS-SUPERSON-%E2%82%AC%E2%80%9C-TRIBUTO-A-NINO-BRAVO.html

lo vi anunciado el otro dia...por si os apetece!

GARRATY dijo...

Yo ahora paso por Aielo todos los días camino del trabajo.
Es un pueblo que, ciertamente, merece una visita. Y no solo por Nino Bravo.
No sé si sabrás que fue allí donde se inventó la Coca Cola. Los americanos copiaron la patente y la hicieron famosa.
También tenían una de las primeras centrales hidroeléctricas de España que daba luz a muchos pueblos de la Vall d'Albaida. Y además independiente de las grandes empresas productoras. Al final no recuerdo cual de las grandes la compró, simplemente para cerrarla.

El Impenitente dijo...

Bueno, Sisterboy. En el ranking de discos homenaje con duetos incorporados creo que van empatados.

Vista la foto de los Supersón, espero que tengan la UVI móvil en la puerta y a algún sacerdote movilizado por si tuviese que repartir alguna extrema unción. Gracias por la información.

No sabía lo de la Coca Cola, Garraty. Ni lo de la central hidroeléctrica (iba a hacer un chiste personal que relacionase centrales hidroeléctricas con secadores de pelo, pero lo reservaré para cuando nos veamos). Te avisaré cuando vayamos. Y gracias.

SisterBoy dijo...

http://www.yofuiaegb.com/ha-fallecido-alfonso-santisteban-el-compositor-de-nuestra-egb/

El Impenitente dijo...

Una vez más me entero de que alguien estaba vivo el día en que se muere. Espero no hayamos tenido nada que ver por haberlo citado recientemente y haber estado escuchando discos suyos. En homenaje, volveré a escuchar "Café Ipanema". Y, ahora que he descubierto este disco, creo que lo homenajearé con frecuencia.