domingo, 23 de septiembre de 2012

Juegos de trono

Yo me suelo llevar la radio. Y no siempre. Sé de mucha gente que al baño se lleva lectura. Algunos tienen hasta revisteros allí. Otros incluso bibliotecas. Igual existe el subgénero de literatura de cuarto de baño. No lo sé. No me afecta. Nunca consideré el baño como un lugar para estar. Ni me quedo encantado ni se me pasan las horas muertas. Hasta ahora. Todo esto ha cambiado. De repente todo es distinto en nuestro baño. De repente allí se ha instalado una fuente de sabiduría y conocimiento.


Hemos puesto una cortina de baño que es un mapamundi. Y tiene un verdadero poder hipnótico. Confieso con pudor que, en geografía, soy un ignorante y en esa cortina todo me resulta asombroso. Hay que ver lo grande que es Kazajistan. Y no entiendo por qué Senegal no se come a Gambia. Y por qué Indonesia es Asia y Papúa Nueva Guinea es Oceanía. Y recuerdo lo que me impresionó el lago Leman cuando estuvimos en Ginebra. Y en el mapa ni sale. Me temo que si viese los Grandes Lagos me daría un pasmo. Y lo pequeña que es Europa. Y el reparto colonial, con las fronteras trazadas con escuadra y cartabón. Y Jamaica, Haití y República Dominicana, donde hablan idiomas distintos siendo vecino. Y lo lejos que está Alice Springs de Sidney, aunque no tanto como los Apeninos lo están de los Andes. Y lo inmenso que es el Océano Pacífico. Y que Birmania ahora se llama Myanmar. Y que la capital de Nigeria no es Lagos sino Abuja. Y así todo el rato. No dejo de mirar a la cortina. Y cuando me la haya aprendido, si es que eso ocurre algún día, tengo intención de reproducir las grandes epopeyas marinas, desde el tornaviaje de Urdaneta hasta el recorrido de Magallanes, Elcano y la nao Victoria. Y por primera vez me han entrado ganas de leer en el baño. Pienso releerme “La vuelta al mundo en ochenta días”. Leer y seguirla en el mapa. Y cada vez que pare, pondré el marcapáginas en su sitio y un punto en el lugar de la cortina donde se haya quedado Phileas Fogg. Y me seguiré llevando la radio, pero sólo para ir ubicando las noticias en su lugar exacto. Estaba equivocado. El baño es un lugar para estar, desde luego. Y tiene muchas posibilidades. Y mapamundi es una palabra muy bonita.

11 comentarios:

cucumber dijo...

yo tengo una atraccion enorme por todos los mapas. Por eso aun soy bastante reticente al tema GPS.
Siempre me digo: Si tengo un buen mapa, dinero y gasolina para mis vehiculos (o mi bici puesta a punto) soy feliz.

Arual dijo...

Yo soy una fan total de los mapas, donde te has comprado esa cortina de baño, la quiero xdddd!!!

Peri Lope dijo...

Como ta acostumbres a leer con un mapamundi de referencia tendrás que poner otro en el salón. Te lo digo yo.

Juan Rodríguez Millán dijo...

O pondrás en las distintas habitaciones mapamundis de cómo era el mundo en tal año. Me ha encantado la idea, me la apunto para mi próxima cortina de baño, no te creas que no...

F. Sanfélix dijo...

Ah, Zepporro Máximo.

Reinas sentado en el trono del viajero inmóvil. Y, como la madre de Altazor, tienes los cabellos color de bandera y ojos llenos de navíos lejanos.

Y tus cuatro puntos cardinales son tres: éste y este otro.

El Impenitente dijo...

Yo tampoco soy muy del GPS, Cucumber. En mi caso es porque me gusta perderme. Pero antes mapa, desde luego.

Te veo muy cercana a Dora la Exploradora, Arual. Y la tienda donde la compramos es local, aunque no creo que tenga la exclusividad.

Respecto a los mapas, me leí la trilogía de Posteguillo sobre Escipión El Africano y allí estaba con los mapas estudiándome las batallas. Y viendo las simulaciones de las mismas en el yotube.

Y un buen mapamundi es muy decorativo, desde luego. Ya me dirás cómo es el que tienes tú en el salón, Peri Lope.

Zepporro Máximo dijo...

Mi madre bordaba lágrimas desiertas en los primeros arcoiris.

Reino sentado en el trono del viajero inmóvil, es cierto. Mi mapamundi es sólo un reino de sueños, una afrenta a mi pasado, un reguero de noche previo al gran despertar, al eterno amanecer. Seré un viajero inmóvil recorriendo un imperio infinito. Mi trono será mi morada.

Y mis cuatro puntos cardinales son tres pero volverán a ser uno: yo.

SisterBoy dijo...

Pero hombre la literatura de water es una situación clásica del lector moderno, imagina la de libros que podías haber leído con esos cinco minutitos diarios.

Yo cuando me olvido de llevar algo para leer me fijo en un paquete de detergente Detergente Al Jabón de Marsella R-50 que trae un mapa de España subdividido en colores según la dureza del agua y me imagino que son ejercitos en guerra.

El Impenitente dijo...

Estando Marsella de por medio más que entre ejércitos será una guerra entre bandas mafiosas.

Slim dijo...

siempre quise tener una bola del mundo, y de pequeña nunca me la regalaron. tenia tantas ganas que fue uno de los primeros regalos que me hizo mi santo, y que aun conservo. me pasaba horas y horas mirándola. (ahora tambien. lo confieso)

pensé que ibas a hablar de Juego de tronos..es que estoy leyendo el primero por recomendación de mi hija y me está gustando mucho.

El Impenitente dijo...

A nosotros nos trajeron una bola del mundo los Reyes Magos (que sí que existen) cuando éramos críos. Era de aquellas que se podían encender y apagada era un mapa físico e iluminada era un mapa político. Una bola del mundo con la Unión Soviética, Yugoslavia, Checoslovaquia y Birmania. Por lo menos los Urales y el cabo de Buena Esperanza siguen en el mismo sitio.

¿Juego de tronos? Esperaré a que me lo recomienden mis hijos.