jueves, 26 de mayo de 2011

Soy Milinko, soy Milinko Pantic

El Kun dice que se quiere ir. De Gea ya se ha ido. Forlán va a salir por la puerta de atrás. Nadie quiere quedarse en el Atleti. Y no me extraña. Somos lo que somos, un equipo menor, un equipo de mitad de tabla. El año pasado ganamos dos títulos, sí. El año pasado nos echamos a la calle y sacamos todas las ganas de festejar que teníamos acumuladas. Pero luego piensas, ¿qué hemos ganado? ¿Ha sido para tanto? Yo recuerdo quiénes fueron los treinta últimos ganadores de la Copa de Europa. Y los que ganaron la Liga. Incluso recuerdo perfectamente casi todas esas finales de Copa. Pero, ¿quiénes ganaron la UEFA o como se llame en estos treinta últimos años? ¿Y quiénes ganaron la Supercopa? Supongo que festejar de manera desmesurada títulos menores demuestra a las claras lo que somos actualmente. Igual este verano nos vamos a Neptuno si ganamos el Carranza. O si pasamos la ronda previa de la Europa League.

Pero hubo tiempos mejores, claro. Fuimos grandes. El pasado miércoles veinticinco conmemoramos los quince años del Doblete (con mayúsculas). Quince años. Cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando. Fue ayer. Es que fue ayer. Recuerdo aquella Copa, en la que eliminamos al Tenerife y, a trampas, al Betis. En semifinales nos tocó el Valencia. En la ida perdíamos dos a cero en el descanso, tras haber fallado Penev un penalti. Ganamos tres a cinco, con una segunda parte como creo que jamás se ha visto en Mestalla. Ni en ninguna otra parte. Y la final en la Romareda contra el Barcelona, angustiosa, con aquel gol de Pantic de cabeza en la prórroga a pase de Geli. No se acababa nunca aquel partido. En el último minuto se le quedó un balón franco a Amor al borde del área y yo pensé que me moría ahí mismo. Pero no fue gol. Y el árbitro pitó y fuimos campeones. Y al domingo siguiente, en casa, empatamos con el Betis. Qué Liga aquella. Terminamos la primera vuelta con bastante ventaja (el líder más líder). Pero en la segunda vuelta no ganábamos un partido en el Calderón. Fuera íbamos cumpliendo, pero en casa era un desastre. Y Barcelona y Valencia nos iban recortando. Y tras el Betis nos fuimos al Nou Camp a jugarnos la vida. Uno a tres. Golazo de Roberto tras jugadón de Caminero. Empató Jordi Cruyff. Después Vizcaíno marcó con un gol de los suyos, aprovechando un rechace al borde del área. Y al final Biaggini se fue sólo contra Busquets. Yo de pie delante del televisor –venga, venga, venga, venga, venga, venga, goooooooooooooooooool. Parecía hecho. Si ganábamos al Valencia en el Calderón el sábado siguiente estaba hecho. Pero no. Dos a tres. Nos la lio Mijatovic. Vuelta a empezar. A Compostela. Todo el miedo del mundo (aquel año, a partir del miércoles apenas dormía. Me despertaba mil veces cada noche). Uno a tres, con dos goles de Caminero y uno del Cholo. Dijo Antic que, tal y como vio a Simeone presionar el primer balón, supo que ganábamos aquel partido. Tocaba después en domingo el Salamanca en casa. A falta de siete minutos íbamos empate a uno. Entonces Kiko enganchó un balón dentro del área. Gol. Me recuerdo tirado en el suelo boca abajo, dándole puñetazos, gritando –sí, sí, sí. El sábado siguiente a Tenerife. Si ganábamos éramos campeones. Empatamos a uno y en el último minuto, con un gol de córner que no sé quién marcó. Bueno, sí lo sé. Lo metimos entre el Senséi, FV, Fer y yo, que estábamos en casa de mis padres en el secarral con el banderín del Atleti colgado en su sitio, un banderín que nos levantábamos a tocar cada treinta segundos porque daba suerte. Lo metimos entre los cuatro de la manera en que empujamos en aquel córner. Y llegamos al último partido. Nos bastaba empatar con el Albacete en casa. No parecía difícil. No recuerdo haber dormido esa semana. Y aquel sábado por la tarde me vi dos veces “La Cenicienta” sólo porque daba suerte. Marcó Simeone de cabeza en una falta. Después Kiko lanzó un beso a la grada tras recoger un saque de puerta y cruzársela al portero. No pasamos apuros. Aún así no paré de ir pasillo arriba y abajo durante todo el partido. Llegó el final. Pitó el árbitro. Campeones. Éramos campeones. Molina, Geli, Santi, López, Solozábal, Toni, Roberto Fresnedoso, Vizcaíno, Caminero, Pantic, Simeone, Pirri, Biaggini, Penev, Kiko. Fuimos campeones. Con el Atleti cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, pero fuimos campeones. Y lo vivimos. Y podemos contarlo. Y todavía, todavía, todavía se me hace un nudo en la garganta.

10 comentarios:

el Sr. Skywalker dijo...

¿Ver La Cenicienta varias veces trae buena suerte?
Joder, no me extraña que a los del Atleti os llamen bichos raros. Si es que lo sois, vaya que lo sois.

J.P. dijo...

Peeeeeeeeeeeeero cuánta emoción.
Peeeeeeeeeeeeero quéééé boniiiita historia de amor.

Tal vez, Beethoven y Bach también se inspiraron en ellos para afinar sus notas.

Con un poco de suerte, fichais a Guti y Raúl para el año que viene.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Siempre me han encantado estos relatos personales, mucho más que los que cuentan los libros de historias. Esos "y tú dónde estabas y qué hacías mientras tu equipo ganaba". O perdía, vaya... Sabes que me identifico mucho aunque cambiemos los colores de la historia.

Mientras tú celebras los quince años del doblete, yo celebro los 30 de la primera Liga de la Real, así que, amigo mío, busca consuelo en que podría ser peor...

El Impenitente dijo...

Los fetiches y los rituales dan suerte durante una temporada o un campeonato. Después pierden su efecto. Pero ellos también son parte de lo logrado. Tienen su mérito.

Para el año que viene vamos a fichar a Gerson, Tostao, Rivelinho y Pelé con veinticinco años cada uno. Da igual. Quedaremos novenos. Y me halagan tus palabras, J.P. Que alguien tan experto en el amor como eres tú se sienta conmovido con mis textos me llena de orgullo.

Juan, si quieres te cuento qué estaba haciendo y dónde cuando marcó Zamora en el Molinón.

SisterBoy dijo...

¡Oh! ganar ligar se ha vuelto tan aburrido...

El Impenitente dijo...

Giggs, Rooney, Chicharito: encargaos de helarle la sonrisa a Sisterboy. Y si es con saña no olvidéis rematarla con algo de falsa humildad.

3'14 dijo...

Mi hijo no quiere que hoy gane el Barça. Dice que así no saldrán a gritar y celebrarlo por la calle y le dejarán dormir... jajajaja he creado un monstruo a mi imagen y semejanza!!! muahahahahaha (risas malévolas)

Y lo bueno de ser de un equipo en horas ajas es que sólo puedes aspirar a que te den alegrías. Pero, ¿Y los que ya no recordamos qué significa perder?? :D La caída, en estos casos, es mucho más dolorosa...

El Impenitente dijo...

Pues me temo que tu hijo no habrá dormido mucho. Y supongo que hoy no es el día de hablar de lo de las vacas gordas y las vacas flacas. Enhorabuena.

Altosybajos dijo...

Qué gran cronista se ha perdido el Atleti. Envidio esa afición que te hace capaz de recordar tantos detalles.
Yo que me considero aficionado del Valencia, hice un tour por el campo del Valencia acompañado de un tipo sudamericano y bajito que jugó en el primer equipo. No fui capaz de recordar quien era.
Días después caí. Era Valdez.
Definitivamente no paso el examen de aficionado.

Enhorabuena por tu relato.

El Impenitente dijo...

Óscar Rubén Valdez, tío. Llegó a jugar con la selección española. Recuerdo un partido en que le marcó dos goles a Holanda. Lo que no recuerdo es si aquel día empatamos a dos o perdimos tres dos.