lunes, 19 de julio de 2010

Estar como usted de bien hecho

Tanta celebración y tanto recibimiento popular y multitudinario me han hecho recordar dos triunfos deportivos y cómo fueron festejados en la localidad natal de los triunfadores. Quizá debiera crear etiquetas para las entradas y a una bautizarla como las batallas del abuelo o stardust memories o golden slumbers fill your eyes.

John Kocinski ganó el mundial de motociclismo en la categoría de 250 c.c. en el año 1990. Se lo ganó al Tiriti Cardús (que era bastante cantamañanas y que tenía cierta facilidad para hacer cortes de manga cuando entraba victorioso en meta) en dura pugna. Kocinski era (y es) estadounidense, de Arkansas. Fue quizá Kocinski el último piloto de una generación yanqui fabulosa, con Kenny Roberts, Freddie Spencer, Randy Mamola, Eddie Lawson, Wayne Rainey y Kevin Schwantz. Una generación única. Quizá el momento dorado del motociclismo. El caso es que, a pesar de todos aquellos pilotos, la repercusión de sus logros en los Estados Unidos fue nula. Kocinski ganó el mundial de 250. Era todo un personaje en Europa. Y se fue para casa, a Little Rock, una localidad de unos doscientos mil habitantes. Llegó y nada. Un ser anónimo. Se encontró con una vecina, una mujer mayor.

-Vaya, John. Cuánto tiempo sin verte. ¿Dónde has estado?
-He estado fuera, compitiendo en el campeonato del mundo de motociclismo.
-¿Y cómo has quedado?
-He ganado.
-¡Ay, hijo mío! Ten mucho cuidado que eso de las motos es muy peligroso, no te vayas a hacer daño.
(Aunque no lo parezca toda esta conversación está escrita en inglés).

Pere Casacuberta ganó el campeonato del mundo de cross en categoría junior en 1984, en Nueva York. Iba Casacuberta para figura pero, poco después de su triunfo, tuvo un accidente laboral terrible: una vagoneta le arrolló y le destrozó el pie. Casacuberta volvió a correr pero se quedó en el camino. No explotó. En aquella misma carrera el valenciano de Fuente la Higuera o la Font de la Figuera, Antonio Pérez Perales, fue quinto. Pérez Perales sí que tuvo después una carrera bastante digna, llegando incluso a ser olímpico. No fue un superclase pero si un atleta de mucho nivel. Puedo contar que la única vez en mi vida que me han doblado fue en un campeonato autonómico de cross. Me pasaron José Manuel Albentosa y el propio Tono Pérez Perales. No es agradable que te doblen. Me sentí muy humillado, la verdad. Toqué fondo. De hecho no volví a correr ningún cross y aquel verano me dejé la pista, pasándome al asfalto.

Cuando Pérez Perales volvió de Nueva York se fue para su pueblo. Allí no le hicieron ni caso. Ni dónde has estado ni qué tal te va. Nada. Se metió en casa, comió y se echó la siesta. Al rato fue a buscarle un amigo y le convenció para salir a dar una vuelta. Salieron y, al doblar la esquina, se encontraron con una pancarta que atravesaba la calle y en donde, con grandes caracteres, podía leerse: Fuente la Higuera, quinta del mundo. Debajo de la pancarta estaba la banda de música. Y detrás de la banda, el pueblo entero. Y la banda empezó a tocar.

11 comentarios:

g. dijo...

Querido Cebolleta, perdón por mi cariacontecimiento, pero ¿qué hacía única a aquella generación yanqui más allá del hecho de que todas lo son? ¿por qué fue aquel y no otro el momento dorado del motociclismo? ¿le veré esta noche a usted y a Gushenko?

Arual dijo...

Nada que ver los pueblos valencianos con los de Arkansas...

El Impenitente dijo...

Amicísimo G.: mira que te lo he puesto fácil para lucirte, para recrearte. Tenías el título, tenías golden slumbers, tenías el diálogo escrito en inglés. Te he puesto un balón en la cabeza que ni Estanis Argote. Tenías tiempo para saltar, para detenerte en el aire, para marcar los tres tiempos, para clavar el balón por la escuadra. Y una vez más el balón a hacer puñetas, ávido de sangre, deseando clavar el colmillo. Qué pena, G. Qué pena. Entiendo que la preocupación que te produce la próxima aparición de Maroto en la portada de El Caso por uxoricidio (gracias, Sisterboy) te tenga confundido pero...bueno. En fin.

Aquella generación era única porque coincidió con mis veinte años y porque no se ha vuelto a repetir algo similar (por ello es única). Aquel fue el momento dorado del motociclismo porque coincidió con mis veinte años y porque lo dice mi amigo Manolo (bueno, tampoco es tan amigo) que es muy listo y lo sabe todo de motos. Es tan listo que odia a Lorenzo y ama a Rossi. Como debe ser.

Y con respecto a Grushenko, no será esta la última noche.

g. dijo...

Soy tu Profesor Higgins y lo hago por tu bien. Siempre estoy al acecho y siempre seré muy estricto. Pero ahora mucho más. La lluvia en Sevilla es una maravilla y, si hace falta, te haré pasar por una duquesa nocillera.

El diálogo escrito en inglés es brillante. Titulas como nadie. Y qué decir de Golden Slumbers.

Pero ahora vas a dejar de jugar. Ahora la carrera es de verdad.

El Impenitente dijo...

Amicísimo G., tu labor como profesor Higgins no ha hecho más que comenzar. Irá despacio la cosa y tu proverbial vida reposada de breves e intensos paréntesis estajanovistas, amén de tu vida social desenfrenada y de tu vida deportida como jugador de élite de goodminton apenas se verá alterada mas la cabeza me bulle. Animado estoy. Hablaremos, hablaremos. Y mucho.

Por lo demás no buscaba tu lisonja (siempre merecida, siempre escasa).

Y sigo haciendo progresos para duquesa nocillera. Y para estrella del cine sonoro. En inglés y todo -Moses supposes his toeses are roses.

SisterBoy dijo...

Digno de una película de Berlanga (en sus años buenos)

Paco dijo...

Bonita historia.

Feliz Verano, Impenitente.

Slim dijo...

no hay etiquetas suficientes en el blogger para tus stardust memories...que tio!

El Impenitente dijo...

Por muy valenciano que sea Berlanga no veo a los de Fuente la Higuera diciendo arsa y ozú.

Feliz verano para ti también, Paco. Siempre es un placer saber de ti.

Mi versión favorita de "Stardust" es la de Los Indios Tabajaras. No hallé la original mas sí una buena copia.

http://www.youtube.com/watch?v=NJy03cJnfmc&feature=PlayList&p=359E0F6783E80C0B&playnext_from=PL&playnext=1&index=28

Alex Maladroit dijo...

Espero que Kocinski tuviese un buen grupo de amigos que le recordasen qué hizo y lo importante que fue. Lástima que no lograse tal gesta en una época con mayor desarrollo tecnológico (esta parrafada para decir 'qué penica que no ganó en la época del Interné'), así se sentiría más valorado.

Al menos ha ganado algo, mi máxima gesta fue quedar 7º en un torneo de ajedrez. Entre 300. Y pico.

El Impenitente dijo...

Discrepo. Cuanto menos información había, más se teñía de épica y de lírica cada triunfo. Antes los grandes campeones vivían en el Olimpo. Ahora se llaman Cristiano Ronaldo y son mediáticos. Paavo Nurmi, Jim Thorpe, Jesse Owens o Emil Zatopek ahora no serían mediáticos.

Para mí todo el que es capaz de colocar las fichas correctamente en un tablero de ajedrez merece toda mi admiración. Así que es un honor intercambiar palabras con aquel que quedó entre los siete primeros.