sábado, 8 de mayo de 2010

Tres-cuatro-tres

Anoche volvió el más grande espectáculo del universo. Anoche se volvió a celebrar el campeonato del mundo de futbolín.

Cinco fuimos los llamados: Maroto, Pato, Alejo, G. y yo. Cuatro fuimos los elegidos pues Maroto causó baja a última hora por motivos realmente peregrinos (Maroto es el hombre que más daño se ha hecho a sí mismo y nunca dejará de pagar por ello). El lugar de convocatoria fue el local que tiene el Pato en el barrio de Ruzafa.

También cayó anoche un mito. El Pato hace mil años nos dijo que había conseguido un futbolín y lo había instalado en su local. Le dijimos que muy bien, que qué alegría. Nos dijo que estaba en muy mal estado y que contaba con nosotros para su restauración. Le dijimos que por supuesto. Durante los meses siguientes, cada vez que nos veíamos no nos saludaba sino que nos decía –panda de cabronazos. Ya vendréis un día a ayudarme, ya. Y empezamos a contestarle que dudábamos de la existencia del futbolín, que sólo quería engatusarnos para que acudiésemos y allí a saber cuáles serían sus aviesas intenciones. Un buen día nos dijo que el futbolín ya estaba terminado y le dijimos que ya, que una leche, que el futbolín no existía, que era todo una milonga.

Pero el caso es que el futbolín sí que existe. Se ha venido abajo la leyenda del futbolín fantasma. Tiene una alineación extraña (tres-cuatro-tres, cuando estamos acostumbrados al dos-tres-cinco) y sus jugadores visten como el Valencia y Villarreal. La restauración es aceptable aunque, al coger los mandos, le empecé a cantar al Pato aquello de “porque no engraso los ejes me llaman abandonao”. Me mandó cerca.

Primero cenamos, charlamos un rato y al lío. Volvieron las parejas míticas. Alejo y el Pato contra G. y contra mí. Selección musical en el Spotify (gran invento el Spotify) por parte del equipo rival: Bjork y sus cantos clitorianos y Rick Wakeman y sus escapadas sónicas. Resultado: nos estaban dando una paliza brutal. Cambio musical. Nos tocaba a nosotros: Gloria Gaynor y ABBA. Resultado: siguieron ganando pero ya una cosa más presentable. Tiene el Pato por allí un montón de acreditaciones que le dan por su trabajo y cada partida que ganábamos nos colgábamos una. Si jugamos mil partidas terminamos los que tenemos mejor gusto musical con tres acreditaciones al cuello. Pocas, pero enormemente celebradas

Porque jugamos mil partidas. Estos tíos no se cansaban nunca. Yo a partir de las once no soy persona y me dolía la espalda y me fallan los reflejos y empiezo a no ver y venga, vámonos y venga, ¿que es que no tenéis casa? y venga, que ya no puedo más y otra, y otra, y otra. Qué tíos más cansinos. Pero cansinos, cansinos.

Y ahora que sabemos que el futbolín existe pues habrá que darle uso. Y me llevaré grasa para el próximo día. Y tendré que mejorar mi diagonal media delantera. Y experimentar si con El Niño Gusano llegamos a las cuatro acreditaciones o con Aretha Franklin a las cinco. En fin. El futbolín ha vuelto. Y me parece que esta vez para quedarse.

7 comentarios:

Alex Maladroit dijo...

Curiosamente, lo que aquí narras es lo que hice exactamente ayer. Spotify y futbolín.

PD:El niño gusano lo han subido al Spotify hace poquín...

G. dijo...

El próximo primer viernes de mes pillamos al Villarreal, ponemos nuestra mente al sol y te aseguro que nos colgamos 5 acreditaciones mínimo. Eso sí, me vienes descansado que estás hecho un lirón careto.

Pero si se suma Maroto tendremos que rotar y, entonces, querido Z, nada será igual. Maroto celebrará sus goles de modo horrísono y pretenderá escuchar, entre níspero y níspero, a Presuntos Implicados en Spotify.

En fin, la amistad tiene estos pequeños inconvenientes, pero viva la Orden de Alejandro Finisterre. Viva.

El Impenitente dijo...

Lo peor de Maroto no es que escuche a Presuntos. Es que también los canta. Y con mucho sentimiento.

Y cuando llegue al poder la segunda cosa que haré será eliminar todos los nombres de edificios oficiales con connotaciones monárquicas y sustituirlos por el de Alejandro Finisterre, ese hombre.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Se me saltan las lágrimas al ver esquemas tan ofensivos...

Hace años que no juego al futbolín. No tengo equipos como los tuyos, la gente no me sigue...

¿Valencia y Villarreal...? Curioso. En mi vida sólo había visto futbolines que no fueran Madrid-Atlético en tierras vascas, donde el equipo txuri urdin no puede faltar a su derbi con los bilbaínos...

El Impenitente dijo...

Por aquí lo normal es que un equipo vaya de blanco y el otro de azulgrana. Los de blanco son del Valencia de los Solsona, Castellanos, Tendillo y Arias. Los de azulgrana son del Levante.

Arual dijo...

Qué buenos ratos regala el futbolín, en mi tierra blancos y azulgrana, merenguers y culés, of course!!

El Impenitente dijo...

El Español no existe ni en los futbolines.