sábado, 10 de abril de 2010

Él vive en la piña debajo del mar

Pusieron como ejercicio en clase el escribir una fábula. Posteriormente había que leerla en público. Uno de los alumnos eligió como protagonista a un huevo y contó sus aventuras y desventuras con moraleja final. Después tocaba opinar sobre lo escrito y otro de los alumnos insinuó con guasa que el huevo no estaría muy fresco al final de la historia. El profesor le miró son sorna y le contestó –en un relato en el cual un huevo piensa, se relaciona, se mueve y dialoga lo único que te llama la atención y te preocupa es si estará fresco al final o no.

Hizo Sisterboy una de sus crónicas sobre películas. Ésta iba de un payo que con una cámara se metía en una casa poblada por zombies o fantasmas o espíritus o algo así. El caso es que la gente en los comentarios ironizaba sobre el hecho de que el tío se dedicase a filmar mientras estaba siendo asustado y castigado por todas aquellas fuerzas malignas pues aquello le quitaba credibilidad a la película. Yo pensaba –en una historia de un ser humano dentro de una casa llena de muertos vivientes o de espíritus del más allá lo insólito, lo increíble, es que éste no deje de filmar. Lo demás es lo normal. Lo habitual.

Siempre me he preguntado cuál es el límite. En la literatura, en el cine, en los cómics de superhéroes con superpoderes que tanto le gustan a Juan, en los dibujos animados aceptamos como lógicos planteamientos irreales o absurdos. No nos extraña ver ciudades espaciales, platillos volantes, máquinas del tiempo, tíos con capa que vuelan, hombres de hierro o de hielo, una esponja que vive en el fondo del mar donde los peces caminan y hacen fuego y que, además, tiene un jefe que es un cangrejo cuya hija es una ballena. Aceptamos disparates supinos en su planteamiento pero luego exigimos que su comportamiento esté siempre dentro de una lógica. Igual en la comedia se permite alguna licencia, pero en el drama no. Amor-odio, bien-mal. Somos transgresores en el cómo pero en el qué no. El qué que no nos lo toquen. Y eso no termino de entenderlo. No sé por qué tiene que haber un límite, por qué tiene que existir una lógica. No lo sé.

13 comentarios:

3'14 dijo...

En el caos puede existir el orden. Yo prefiero una esponja que vive en una piña en el fondo del mar y con los valores que considero favorables para una pacífica convivencia que, esos pueblos perfectamente delineados, con familias de apariencia modélica, en la que todos juegan al beisbol y los domingos por la tarde se reunen para hacer barbacoas y luego se matan los unos a los otros, se engañan, se ponen los cuernos, se estafan... Para mí ciertos límites son importantes y necesarios...

Ahora me viene en mente la peli Funny games, no es una comedia precisamente. Provocó mucha controversia. Y a pesar de ello, los americanos hicieron su remake (dirigida por el mismo Haneke y con idéntico guión...)Personalmente me repugna. Ya la primera me parece un asco, pero que se ensañen con una segunda completamente idéntica... Este tipo de cosas son las que me hacen pensar, ¿De qué límites hablas? Si cada vez los límites son más inexistentes...

Pero al igual me estoy yendo de tema y lo que digo no tiene ninguna relación con tu entrada, no se, Impenitente... me he perdido.

El Impenitente dijo...

Los límites de velocidad cada vez son más existentes. Y las multas también.

Mis padres me enseñaron que cuando uno se pierde tiene que buscar a un policía y decirle su nombre y su dirección para que te lleve a casa.

3'14 dijo...

Los límites de velocidad son cada vez más existentes... y los coches cada vez más veloces... ¿qué clase de límites son esos? Creo que deberíamos saber autoregular nuestros límites, pero claro, para eso habría que disponer de sentido común, y es algo que escasea bastante...lamentablemente. En cuanto a las multas, no son límites, son sanciones.

A mí mis padres me dijeron que no hablase con desconocidos. Y los policías están incluídos en estos.

No me he llegado a perder hasta que he sido mayor. Lo mío se podría definir como involución.

El Impenitente dijo...

Trato de hablar de los límites de la lógica. O de algo parecido. No de ética.

Y sobre la convivencia sin reglas del juego basándonos únicamente en el sentido común podríamos hablar un buen rato. Y del afán recaudatorio también.

Y lo de no hablar con desconocidos, ¿era aplicable a los desconocidos blogosféridos?

Perderse es un placer. Me encanta la sensación cuando viajo de no saber dónde estoy.

No te enfades, mujer.

SisterBoy dijo...

Curioso porque acabo de ver hoy mismito una de esas películas del subgénero "el mundo se derrumba y yo sigo filmando". Se trata de "Paranormal Activity" una cinta muy recomendable un poco en la onda de "The Blair Witch Proyect" con lo que si no les gusto esta no vean aquella.

De todos modos comprendo las prevenciones que sienten algunos que exigen el orden dentro de lo absurdo.

Como siempre recurriré a mi oráculo filosófico que son las tiras de Quino. En una de ellas lso niños están jugando a indios y vaqueros y Miguelito insiste en seguir disparando después de haber sido "muerto" por Felipe. Cuando el paletudo niño le reprocha a Miguelito esta actitud calificandola de poco realista el chico responde "bueno puestos a ser realistas esto tampoco es una pistola y no estamos en el salvaje oeste". Felipito se queda pensativo y reflexiona para sus adentros "dije realismo, no realidad".

(la palabra clave anti span que me ha tocado es "parca". Lagarto, lagarto.

Arual dijo...

Prejuicios, ese niño de mayor será un prejuicioso, y seguro que ni ahora de chico disfruta de por ejemplo el genial Bob Esponja que me divierte hasta a mí!

3'14 dijo...

Yo no me enfado. ¿Acaso se nota enfado en mis palabras?¿Porqué debería enfadarme? No, no, no, cada día debo expresarme peor si así es..mierda! Ahora sí me enfado je,je

Lo de los desconocidos y la blogesfera a mis padres no les tocó "sufrirlo", pero si así hubiera sido, no dudes que me habrían mantenido el ordenador bajo siete candados. Y lo que me hubiera perdido... Mira "nuestro Sisterboy" mismamente, si es que es adorable. Bueno, adorable no se si es la palabra, pero a mí me encanta con sólo leerle.

Sobre la blogesfera podríamos estar hablando largo rato, ya lo sabes. A veces puedes creer conocer a alguien y es totalmente distinto a quien creías que era. Pero eso tanto pasa en la blogesfera como en la "vida real".

zapatillasdepana dijo...

Pues a mi me parece que PI no está enfadada, simplemente argumentó con más sentido común que tú.

No te confundas, hombre

El Impenitente dijo...

Otra tira de Quino que podría ajustarse al tema es una en la que va Felipe vestido de vaquero y ve a un pájaro posado en una rama. Le apunta con la pistola y dice -pum. En la siguiente viñeta se ve al pájaro posado en la rama y a Felipe pensando -menos mal que la naturaleza es sabia. Llega a caer muerto el pájaro y yo no pego ojo en lo que me queda de vida.

Y ya que estamos con tiras de Quino no puedo dejar de contar mi predilecta. Están Mafalda y Miguelito en la playa. Se han conocido ese verano. Mafalda dice -cómo me alegra saber que somos vecinos en la ciudad pues entonces podré presentarte a todos mis amigos. Miguelito se queda pensando -yo creía que era su amigo y resulta que sólo soy un amigo más. Y después le dice a Mafalda -sos igual que todas.

Para mí Miguelito y su pelo de hojas de lechuga es poco más o menos Dios.

Al principio le tenía bastante manía a Bob Esponja. Ahora (a la fuerza ahorcan, también es verdad) confieso que me río mucho y que lo veo siempre que puedo.

La blogosfera es un fabuloso invento del demonio. Y sobre Sisterboy, ¿qué puedo decir de alguien que en sexto de EGB hizo un mural sobre sus asesinos favoritos? Aunque para conocer a las personas, y por propia experiencia, mejor un segundo cara a cara que cien entradas leídas.

Y perdón por la confusión. Y no entraré en batallas con Pi por la posesión del sentido común. Perdería por goleada.

Anónimo dijo...

Lo realmente importante es ...¿quién es la madre de Perla?

Juan Rodríguez Millán dijo...

Pues yo creo que ahí es donde está la gracia, en que no haya límites. Si los hay, ¿dónde está la sorpresa, lo que te emociona, lo que se te queda para siempre en la memoria...?

Eso pienso de forma general. Pero si hay límites en casos concretos, la clave está en que el espectador/lector no lo sepa. Si sabe hasta dónde se puede llegar, no habrá sorpresa. Luego no importa dónde esté el límite. Ya estás deemasiado atrapado como para notarlo.

Álex dijo...

Yo he visto a gente criticar "La guerra de las galaxias" porque se supone que en el espacio no se oyen las explosiones y en la película sí. Todo lo demás les valía, pero lo de las explosiones no, así que he llegado a la conclusión de que esas críticas vienen a) de imbéciles o b) de tocapelotas.

En estos casos, yo suelo contraatacar cogiendo la obra maestra preferida del crítico y haciéndole ver que no van al baño en toda la película (salvo que la peli sea de Almodóvar, esto suele funcionar).

El Impenitente dijo...

Chico, siempre podrán responderte que iban al baño en off. Aunque, ahora que lo dices, no recuerdo a Gary Cooper yendo al baño en "Sólo ante el peligro". Y con la tensión que vive el tío, por muy Gary Cooper que sea...bueno.

Por hacer de abogado del diablo respecto a los límites te diré que la poesía en el Siglo de Oro debía seguir unas reglas muy estrictas de ritmo, de consonancia, de versos, de número de sílabas, que más que poesía parecía matemáticas. Y ahí tienes a Lope, a Quevedo...

Aunque a lo mejor no he entendido bien lo que quieres decir.

¿La madre de Perla? Seguro que era muy córal (con acento en la o).