martes, 2 de marzo de 2010

Don Ramón

En el Parterre, en Valencia, existe un pequeño grupo escultórico dedicado al doctor Gómez Ferrer cuya fotografía adjunto.


No es predilección lo que siento por esa escultura. Es fijación. Cada vez que paso por allí me acerco. No saludo. No conozco la figura de don Ramón. Ignoro sus méritos. Podría averiguarlos pero tampoco me quita el sueño. Lo que me llama la atención no es su obra ni su personalidad. Son otras cosas.

Por una parte está el texto grabado: “Las madres valencianas…” ¿Quiénes son las madres valencianas? ¿Cómo se organizaron? ¿Estaban todas de acuerdo? ¿Pagaron a escote la escultura? Es curioso. Igual en 1920 estas cosas eran posibles y la gente era capaz de sacar estas iniciativas adelante. Yo confieso que estoy maleado y cuando leo las madres valencianas me suena a palabras vacías como agentes sociales o comisión de investigación, es decir, a algo turbio. No sé, igual se abrió una cuestación y todas las madres valencianas pusieron lo que buenamente pudieron y sacaron para la escultura. Ojalá. Pero se me hace raro. Quizá en una kermesse organizada por unas cuantas clavariesas decidieron homenajear a su buen amigo el doctor y se arrogaron lo de "las madres valencianas". Quizá alguien en el ayuntamiento, al amparo de una buena acción, recaudó, construyó y desvió. Quizá. O quizá no. La verdad, un poco me avergüenza ser mal pensado.

Luego está la escultura en sí. Dos tiernos efebos retozan jugueteando desnudos bajo la atenta mirada del prestigioso doctor vestido con su levita. Y aquí sí que me avergüenza ser mal pensado. Es innegable que don Ramón observa a los niños de manera docta, grave, con un interés únicamente profesional. Su postura, un tanto extraña, era para él muy cómoda y natural. Don Ramón era, seguro, una gran eminencia. Y lejos de mí el tratar de ironizar ni levantar calumnias, por favor. Que yo esté enfermo y que siempre le diga –ay, Ramonet. Pillín, pillín, que se te van los ojos- es cosa mía y de mi mente distorsionada. Y es raro que, siendo el carácter valenciano el que es, no le hayan sacado punta a esta escultura ni tenga un nombre popular peyorativo ni nada parecido. Y eso me hace sentir peor. En fin. El Parterre. Un lugar muy agradable. Y con unos ficus impresionantes.

15 comentarios:

Alex Maladroit dijo...

En mi tierra abundan demasiado las esculturas y fuentes como para poder apreciarlas (sobretodo, cuando el máximo exponente, es un culo de 3 metros de alto). Lamento decir, que últimamente, la mayoría de cosas que recibo desde Valencia, me suenan turbias, enseguida me viene a la mente Rita Barberá, Fabra, Zaplana... quizá esté demasiado influído por Lalo Kubala.

Slim dijo...

jaja en que cosas te fijas. pero mira, has despertado mi curiosidad y me enterado de que a los niños no los pusieron las madres valencianas, sino que los añadieron despues, en los años 40-
y ademas son sus nietos, malpensado!!

El Impenitente dijo...

Que sepas que Valencia también tiene un equipo en primera división que es muy entretenido como fuente de follones. Ya han demandado a la Fundación por irregularidades.

¿Son sus nietos? Peor me lo pones.

Y otra pregunta, desde 1920 hasta los años 40, ¿qué era lo que observaba tan atentamente?

Slim dijo...

mmm...pues no se...el talonario de recetas?

El Impenitente dijo...

O todos los regalos que, como quien no quiere la cosa, le habían hecho los distintos laboratorios farmacéuticos.

Altosybajos dijo...

Tienes la mente un poco distraida o, peor aún, perturbada.
Y para añadir más leña al fuego. ¿Qué les hizo a las madres para pagarle un monumento así?
¿Y las esculturas de los nietos la pagaron los laboratorios famaceúticos?
Así, así gana el "madrí". O el atlético aviación.

Arual dijo...

Pero qué cosas pasan por tu cabecita???

3'14 dijo...

Puestos a desvariar...
Pues yo no se si se miraba a los niños con ojos melindrosos o qué... Pero mira, se me ocurre que, el hueco que deja en el banco puede incitar a sentarse y practicar una nueva terapia: uno va allí y se sienta a despotricar de todo lo que le molesta en su vida... así por lo menos, no es como hablar solo o frente una pared.
Con la incorporación tardía de los niños, tal vez se procuraba evitar eso :)

A mí lo que me extraña es que se la dedicasen las "madres valencianas" :S

El Impenitente dijo...

Viendo la foto yo creo que las madres valencianas costearon el monumento porque el doctor era una más.

Por cierto, Altos y Bajos, hablando del Atlético Aviación, no hemos comentado el repaso que os dimos el domingo. Y eso que Pérez Burrull os echó una mano que si no, la del pulpo.

¿Por mi cabeza? Y ahora hago el gesto de esos defensas leñeros tras hacer una entrada criminal diciéndoles al árbitro que ellos iban al balón.

SisterBoy dijo...

Sitting on a park bench eyeing little girls with bad inteeeeeeeeent

El Impenitente dijo...

Pues igual el sitio que dejaron en el banco era para que fuese Ian Anderson a sentarse y tocar la flauta.

Palitos Candela dijo...

¿Por qué no molestarse en conocer algo acerca de la figura de este ilustre médico valenciano? ¿Por qué no pensar que, al citarlas, también se estaba homenajeando en cierta medida a esas madres? No, es más sedicioso pensar en saraos para cuestaciones (y más pueril a través de la forma juzgar el fondo).

El Impenitente dijo...

Mañana sin falta (es que ahora está lloviendo) me planto en el Parterre y me postro ante don Ramón suplicando perdón de manera desolada por la sedición provocada. Y no temas que recitaré ante él todos sus logros como penitencia por mi pecado.

Realice dijo...

Lo mejor es que todo esto sucede bajo el balcón del piso de Rita Barberá (que, para los no valencianos, está en el edificio que aparece en la fotografía al fondo... edificio permanentemente guardado por dos polis de turno) :D

El Impenitente dijo...

A veces hay dos y a veces hay uno (siempre que paso por delante me fijo). Supongo que dependerá de si Rita está en casa o no.

Ahora, debe de ser aburrido estar todo el día de plantón hablando con el portero.