lunes, 25 de enero de 2010

Run Forrest, run

Recientemente me enviaron un correo que enlazaba con un artículo titulado “El footing potencia el cerebro”, curiosidad que aquí está por si a alguno le apetece leérselo. No es obligatorio.

Yo sí me lo he leído. Al principio no entendía nada pues nunca he sabido qué era eso del footing. Tampoco sé lo que es el jogging o el running. Yo sé lo que es correr y cuando se acerca el maratón, como ocurre por estas fechas, sé lo que es pegarse panzadas a correr, pero lo del footing no sé bien lo que es. Igual es lo que hacen todos aquellos que poseen una hermosa barriga cervecera durante dos minutos en toda su vida embutidos en un precioso chándal dominguero antes de escupir un pulmón. Igual no. El caso es que al final caí.

El artículo impresiona. Uno lee “Departamento de Neurología de la Universidad de Cambridge” o “Instituto Nacional de Envejecimiento de Maryland” (¡Existe un Instituto Nacional de Envejecimiento! ¿Para qué sirve un Instituto Nacional de Envejecimiento?) o “Proceedings of the Nacional Academy of Sciences” y piensa que esto va en serio. En más, también aparece un payo de nombre Timothy Bussey que resulta ser el responsable del Laboratorio de Sistemas Cognitivos y Neurociencias de la Universidad de Cambridge y, bueno, no sólo va a haber remeros en Cambridge. Éste debe de ser Don Importante. Y eso impone.

Es fundamental, para darle credibilidad, que el estudio se haya hecho en el extranjero. Si hubiesen sido científicos o médicos españoles siempre podría haber mal pensados que opinasen que están todos comprados por los laboratorios farmacéuticos y sus trabajos obedecen únicamente a motivos espurios que satisfagan a la voz de su amo, lo cual les quita credibilidad. También podrían pensar los mismos malencarados cuántos viajes se habrán pegado los investigadores acompañados por sus respectivas familias a gastos pagados a costa del erario público para llegar a alguna conclusión. Pero como puede que en Cambridge o en Maryland tengan un Código Deontológico superior al español, que es incluso más pequeño que el “Catálogo de héroes italianos”, pues les daremos el beneficio de la duda.

El colegio donde yo estudiaba tenía el atletismo como actividad extraescolar. Con diez años me apunté. Desde entonces, con altibajos, no he parado. Tengo cuarenta y cuatro años. Según las conclusiones de este estudio mi capacidad mental debiera ser infinita y mi hipocampo no daría abasto generando neuronas. Y, bueno, Premios Nóbel creo que tengo uno o ninguno. (Abro paréntesis. Según la leyenda no existe el Premio Nóbel de Matemáticas pues la mujer de Nóbel se la pegaba con un matemático y eso hizo que Don Alfred le cogiese tirria al gremio). Es más, como ya dije una vez, si cinco son las facultades mentales: imaginación, fantasía, sentido común, juicio y memoria, sólo poseo la última de las mismas y con ella he de compensar mis carencias en las otras cuatro. Se ve que yo soy la excepción, el contraejemplo. Qué mala suerte la mía.

Tengo muchos amigos corredores. Algunos de ellos me leen. Solemos quedar para salir a correr. Nuestras conversaciones casi siempre giran en torno a carreras y entrenamientos. A veces hablamos algo de fútbol o de baloncesto, comentamos muy levemente la actualidad o nos dedicamos a criticar a alguno de los ausentes. Lo normal. No son conversaciones ni elevadas ni transcendentes. La faz de la tierra no cambia cuando dos corredores conversan. Quiero mucho a mis amigos corredores y espero que no se ofendan si vuelvo a manifestar mi mala suerte por no haberme cruzado con esa pléyade de atletas cuyas endorfinas les llevaron a la excelencia intelectual.

Es más, la mayoría de nosotros somos maratonianos. Si hay algo insano es preparar un maratón. Si hay algo enfermizo y poco inteligente es preparar un maratón. Así que, mi muy querido Timothy Bussey, permítame que en mi ignorancia disienta de sus conclusiones. Me parece que sus estudios sólo demuestran que los ratones que corren son un pelín más espabilados que los sedentarios, pero nada más. No es extrapolable. Ni mucho menos. Ni muchísimo menos.

Y si mi invita a Cambridge una semana con todos los gastos pagados se lo demuestro.

10 comentarios:

Slim dijo...

yo creo que a ti te hacen la prueba de los cuadrados y si que sabes distinguir el del azucar. Incluso (gracias a tu memoria) recordarlo todos los dias. asi que va a tener razon el estudio.

no se para que te sirve distinguir cuadrados con azucar, aunque estate seguro de que nunca te engañarán echándote sacarina en el café- ;-)

Juan Rodríguez Millán dijo...

Suerte con esa invitación a Cambridge. Yo creo que es de justicia. 34 años de experiencia debieran ser valiosísimos para un pedazo de estudio así.

Algún día me pararé en esto de los estudios. Recuerdo ahora mismo un artículo en 'El País' que se hacía eco, hace muchos años, de absurdeces como ésta. Creo que el titular era algo así como "La aleta de tiburón no cura el cáncer". Había un estudio que lo demostraba. Un estudio extranjero, claro.

Álex dijo...

No le des más vueltas, es el típico estudio publicado en plan "a ver si así conseguimos que la gente haga algo de deporte".

Normalmente no funcionan, por cierto.

3'14 dijo...

Claro, es que encabeza el título con "El footing", y tú a lo que te dedicas es a correr. Hombre, a ver si estamos a lo que estamos.

Por mi parte, prefiero no potenciar demasiado el cerebro, no me vaya a pasar como a los dobermann, que dicen que la capacidad craneal para contener el cerebro es menor al tamaño de este a medida que les va creciendo y se vuelven locos.

J.P. dijo...

A mí no me convence lo de los ratones, tenían que hacer pruebas con las ratas del Chozo de la Nava.

Se iban a sorprender...

Por cierto, he vuelto:
http://enblancomadridista.blogspot.com/

Altosybajos dijo...

Has dejado de nombrar que durante las correrías también hablamos de tetas, culos y de la mujer del compañero. Y no, no me veo comentando textos de Platón o poesía de Neruda mientras tiramos el befo haciendo series.
Pero este fin de semana he hecho un largo de dos horas y media con Carmelito y puedo concluir que la carrera al menos proporciona una capacidad interminable de hablar sin descanso. Este último dato es científico.

GARRATY dijo...

No sé si correr nos hace mas inteligentes, lo que sí tengo claro es que no nos hace parecerlo. No hay más que ver las pintas que llevamos y, por si eso fuera poco, en cuanto le cuentas a alguien las palizas que nos metemos por estas fechas enseguida piensa que somos gilipollas, cuando no nos lo dice abiertamente.

El Impenitente dijo...

Las ratas del Chozo de la Nave saben latín. Es más, inventaron el latín.

¿Y quién hablaba más: Carmelito o tú?

¿Y lo de la capacidad interminable de hablar sin descanso lo dices por Juanito?

Palitos Candela dijo...

El Sr. Bussey y su equipo concluyen que el ejercicio regular mejora la salud cerebral y promueve la sinapsis y la neurogénesis en el cerebro (http://www.pnas.org/content/early/2010/01/11/0911725107.abstract), lo cual no puede ser cierto, pues después de 34 años corriendo no se ha sido merecedor del Nobel de Matemáticas (puede que cuando lo incluyan estudien el caso) ni de una Medalla Fields (se pasó el tiempo).
Quizá la circunstancia de no haber alcanzado una capacidad intelectual infinita pueda explicarse mediante la Ley de los rendimientos decrecientes.
Pobre del investigador español que una vez tuvo la oportunidad de estudiar en Cambrigde y que haya puesto unos kilos de más. ¿Cómo se atreve a salir a correr? Es un firme candidato a los Premios Darwin.
Alfred Nobel, al parecer, nunca se casó ni tuvo ningún ataque de cuernos.

El Impenitente dijo...

Collons, Palitos, sí que te documentas los comentarios.

Fue un profesor de álgebra de apellido Bonet que tuve en primero el que nos contó lo de los no Nóbel de Matemáticas. No indagué en vida de don Alfed. Me lo creí. A partir de ahora siempre desconfiaré de los profesores de álgebra.

En mi modestia considero que el Nóbel de Matemáticas debiera ser compartido por Gebreselassie, Tergat y Bekele. Ahora la medalla Fields debiera haber sido mía y sólo mía. Qué gran injusticia.

¿La ley de los rendimientos decrecientes es aplicable a los ratones o sólo a las cosechas y a los atletas cuarentones?