Pasó la primera fase de las navidades y no todo ha sido comer y correr. He tenido la posibilidad de tapar algunas de mis lagunas cinematográficas, que más que lagunas son simas o fosas, y me apetece explayarme en el tema sin demasiadas pretensiones. Sólo comentar mis impresiones. Nada más.
Habiendo niños y regalos alguno de ellos debía ser una película. Y así fue. Por allí apareció “Up”. Y, después de comer, me vi sentado en un sofá junto a cuatro niños. A los veintitantos minutos los críos ya habían superado con creces su capacidad de mantener la atención y comenzaron a dar guerra. Se acabó la película. Y menos mal. Y no digo menos mal porque no me estuviese gustando o me pareciese aburrida. Digo menos mal pues pensaba que me daba algo. En el minuto uno ya tenía un nudo en la garganta. En el minuto dos ya estaba llorando. En el minuto cinco directamente sollozaba. Luego la película cambia de ritmo y de tono y tiene otro aspecto, pero no podía parar. No podía parar. Soy de lágrima fácil. Lo de llorar en las películas no es algo infrecuente. Tal vez sea demasiado emotivo. Pero es que el otro día iba a por el record, record que tengo con “El violinista en el tejado”, que si dura tres horas, empecé a llorar a los tres cuartos de hora y no acabé hasta una hora después de terminados los créditos. En fin. No sé si seré capaz de ver algún día “Up” entera. Supongo que, como me pasó con “Cars” y “Monstruos, S.A.”, terminaré viéndola cinco mil millones de veces. Pero ahora mismo no sé si podré. No lo sé.
En uno de mis pueblos favoritos del secarral existe una asociación “juvenil”, y escribo juvenil entre comillas pues la mayoría de sus miembros supera la treintena (alguno solapará el divino tesoro con el alzheimer y las pérdidas de orina), y para estos días han programado una serie de películas sin ánimo de lucro y sin el beneplácito de la SGAE, que husmeaba por los alrededores. Para el viernes estaba prevista “Scarface” y allá que nos fuimos. No la había visto y tenía ganas de ver la historia de los marielitos y de ver a Pacino con su metralleta. Con un cuarto de hora de retraso, y después de haber escuchado la sintonía de “El Padrino” en catorce versiones diferentes, desde Slash hasta Ray Coniff, empezó la proyección.
Qué malos fueron los ochenta. Pero qué malísimos fueron. Ritmo narrativo correcto. Ambientación acorde. Ambientación musical infame. Muy mal ha envejecido esta película. Al terminar la misma nos pellizcábamos todos pues es imposible que con un promedio de quinientos tiros por minuto y dos muertos por segundo no se hubiese escapado una ráfaga y nos hubiese dejado secos. Muy bueno Pacino con su mandíbula caída en su montaña de cocaína. Me quedé pensando al final si preferiría morir descuartizado por una sierra eléctrica o ahorcado en un helicóptero. Muy didáctica la película. Muy instructiva, llena de valores.
Para el sábado la juvenil asociación había programado “Uno de los nuestros”. Con cierto rubor confieso que no he visto esta película (pero, ¿cómo? ¿Que no has visto “Uno de los nuestros”? Pero si es buenísima, si es fabulosa, si Joe Pesci está glorioso). No la he visto. Y tenía muchas ganas. Y allá que nos fuimos.
Llegamos al local. La juvenil directiva de la juvenil asociación, con el beneplácito del resto de los asistentes, eso es cierto, pensó que no podía esperar para comenzar a emborracharse a las diez, que tenían que empezar a las nueve y media y cambiaron la película del sábado por la del domingo. Fuera “Uno de los nuestros”. Dentro “Los intocables de Eliot Ness”. Más Brian de Palma. Tampoco la había visto aunque esta no la tenía en mi lista de pendientes, sobre todo desde que mi amigo Luis Santángel la rebautizase como “Los insoportables de Eliot Ness”. Por no hacer el feo nos quedamos. Y la vimos. Hasta el final.
Ritmo narrativo correcto. Ambientación notable. Ambientación musical muy flojita (y eso que creo que Morricone andaba por ahí). Eliot Ness y sus muchachos (Andy García haciendo de italiano. Al Pacino haciendo de cubano), en olor de santidad (estos sólo se han confesado en su vida tres veces y siempre por pecadillos veniales: alguna mentirijilla piadosa y por decir jolines. Matar malos no cuenta. Matar malos es deporte) derrotando a Al Capone y a su bate de béisbol. Qué buenos que eran los buenos (supongo que iré al infierno si digo que me pasé toda la película deseando que la familia cursi de Eliot Ness volase por los aires), tan solos y desamparados ellos. Qué malos que eran los malos (¡Viva Al Capone!). Algunas escenas eran sonrojantes, como la de la estación de tren, con el carrito del niño cayendo a cámara lenta y allí a tiro limpio, muriendo todo el mundo, incluidos dos marineritos que debían ser gays, que estaban por abajo pero que no podían soportar perderse la oportunidad de morir acribillados. O cuando se van a Canada y aparecen por allí montando a caballo. Se ve que los buenos buenísimos saben montar a caballo de serie. O cuando el sicario vil y pérfido cae al vacío y nos regalan un primer plano del malvado cayendo aleteando con fondo azul. Vamos, que de toda la película sólo me gustó Chicago. (Alguna vez espero hacer un viaje que consista en recorrerme palmo a palmo Nueva York, Chicago, San Francisco y Graceland). Y ya me empollado la relación de todas las películas de Brian de Palma y las he borrado de mi lista de pendientes porque a mí este payo no me pilla en otra.
Me quedó una duda. Si alguien está junto a una ventana y tú le pegas un tiro en la cabeza desde dentro (algo que tanto en “Scarface” como en “Eliot Ness” ocurre cinco mil veces), ¿cómo puede ser que el cristal se llene siempre de sangre y vísceras y, sin embargo, nunca se rompa?
Y el caso es que sigo sin ver “Goodfellas”.
domingo, 27 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Guárdame el secreto, pero yo tampoco he visto 'Uno de los nuestros'.
De 'Los intocables...' sólo recuerdo que se morían mucho a cámara bastante lenta, y que de nuevo Sean Connery a sus cincuenta y siete añitos me impedía mirar a cualquiera de sus compañeros de pantalla veinticinco o treinta años más jóvenes. Quizá fue lo mejor de los ochenta: la edad de oro de Sean Connery.
Pues no sé qué decirte, que a mí el cine de los ochenta me encanta... Brian de Palma tiene muchos pufos, pero a mí Los intocables me gusta (lo de la estación tiene su explicación, se supone que es uno de esos homenajes cinéfilos que tanto le gustan a De Palma, en este caso a El acorazado Potemkin).
Uno de los nuestros es, como poco, igual de violenta que Scarface. Pero mejor.
1. No voy a decir que lloré con Up porque yo no lloró viendo películas pero desde luego el segmento de married life está en mi lista de "cosas con las que podría llorar" y eso que nunca me he casado ni me casaré. Si es o no para niños no tengo ni idea, por tú experiencia parece que no pero ya lloraran de mayores ya.
2. Scarface no es una película, es un fenómeno atmosférico. Directamente dirigida a los cojones hablando mal y pronto, no es posible hacer ningún analisis serio.
3. Soy un gran admirador de Brian de Palma pero Los intocables me parece de lo peor de su carrera por las razones que tú mismo das y por otras semejantes. Pero yo que tú no tiraría a Brian a la basura todavía aunque te advierto que el resto de su carrera es bastante menos ortodoxo. Agenciate "El fantasma del paraiso" "Carrie" "Casualties of War" "Carlito´s Way" y si las rechazas sí que puedes borrarlas. No me atrevo a recomendarte "Doble cuerpo" y "Femme fatale" aunque a mí me fascinaron.
"Uno de los nuestros" va desciendo día a día en mi ranking personal, si yo fuera tú empezaría primero con "Casino" que es como "Goodfellas" pero con corazón.
Mi amigo G. y yo siempre tuvimos de referencia a Sean Connery. Antiguamente solíamos decir -a nuestra edad Sean Connery todavía era feo. Lo malo es que ya nos vamos apoximando a la edad de máximo esplendor de Connery y no tenemos los mismos resultados.
No tengo manía al cine de los ochenta. Tengo manía a los ochenta, a su música, a su estética...bueno, a todo o casi todo.
Le daré otra oportunidad a Brian de Palma. Tomo nota. Ya te contaré.
"Los primeros veinte minutos de Up son de lo mejor que se ha estrenado este año". La frase es del crítico de cine de El País pero la suscribo. Yo también estuve al borde de las lágrimas cuando la ví.
En mi opinión el principal problema de Los Intocable es Kevin Costner, insoportable. Andy García tampoco es santo de mi devoción, pero menos.
Uno de los nuestros me pareció fantástica y Joe Pesci está muy bién, también Ray Liotta. Debe ser una de las pocas películas en las que Robert de Niro no sobreactúa, con perdón.
Mi hijo no sólo aguantó estoicamente el largo metraje de "Up", si no que además le encantó. claro que no es un buen ejemplo para medir la capacidad de los niños por soportar la extensa duración de las últimas creaciones de Pixar, pues "Ratatouille" también la vió desde el principio hasta el final en el cine sin despegar los ojos de la pantalla, cuando el resto de los críos de la sala no paraban de preguntar: ¿Se acaba ya?
yo también soy una confesa llorona, al igual que tú, a los 5 min. de película ya estaba llorando, pero tampoco soy un indicador fiable, a mí me cuesta poco llorar frente a la ficción, es curioso, porque ante tragedias reales soy mucho más dura, por lo menos externamente, a la hora de expresar emociones.
Yo no he visto "Scarface", y no pasa nada... (he tenido que mirar a ambos lados por si alguna sombra surgía de la oscuridad con un cuchillo amenazante...) Y ya puestos a ponerme en peligro, confieso que nunca he visto "Que bello es vivir", ayer precisamente hablaba con mi chico y la hemos puesto en un alto puesto en la lista de pelis pendientes, más en las fechas que estamos deberíamos obligarnos a hacerlo. O no. Al igual la dejo aparcada para el verano.
En cuanto a "Uno de los nuestros", casi mejor que ya ni la veas, porque después de tanto tiempo las expectativas crecen y te acabará pareciendo una mierda, pero vamos, a mí me gustó, las 400 veces que la habré visto, digo. Y si eso, espera que la den algún día por TV y la miras.
Si hay algo que no puedo es ver una película por televisión. Con dos críos la televisión no es mía.
No me atrevo a hacer comentario alguno de películas después de varios meses leyendo con asombro y perplejidad el blog de Sisterboy.
Me doy cuenta de que sé menos que nada sobre cine y no entiendo como un "no profesional" del tema puede hacer ese tipo de críticas y comentarios sobre las películas nuevas y sobre las películas de años atrás.
Me descubro ante sus relatos.
Mi comentario es:
Me alegro
Publicar un comentario