domingo, 2 de agosto de 2009

Claqué

En muchos lugares ha vivido N., aunque parece que ya está instalada definitivamente en Nueva York, donde trabaja en la Sociedad Hispánica, lugar que dicho en inglés suena muchísimo mejor. Una de las ilusiones de siempre de N. fue aprender a bailar claqué, algo que no hizo ni en su Madrid natal, ni en el secarral manchego de donde es oriunda ni en el resto de lugares donde ha vivido. Fue, por fin, en New York, New York donde terminó matriculándose en una academia y donde comenzó a asistir a clase. Y le gustó. Le gustó mucho.

En esa academia fue donde se enteró que en un teatro de Broadway buscaban bailarines para un espectáculo. No se lo pensó ni una vez y se presentó a las audiciones. Allí hizo pacientemente cola rodeada de profesionales que iban con sus currículos de varios folios. Ella no llevaba nada. Para qué.

Llegó su turno. Subió al escenario. Sólo tenía que bailar al ritmo de la música como a ella le viniese en gana. N. subida en un escenario de Broadway bailando claqué. No recuerda si lo hizo bien o mal. Sólo recuerda que se sintió feliz. Muy feliz. Inmensamente feliz. Acabó la música, dio dos palmadas, levantó los pulgares y se marchó. No la seleccionaron. No le importó.

11 comentarios:

SisterBoy dijo...

Bonita historia, algún día te la robaré :)

Arual dijo...

¿Te imaginas que llega a pasar el casting?

El Impenitente dijo...

Quiero mi comisión.

Bueno, Estados Unidos es la tierra de las oportunidades pero no de los milagros. Y si la hubiesen cogido la historia no hubiese sido tan bonita. Su sueño era bailar claqué, no triunfar.

Unknown dijo...

Y ahora que me voy, porque yo me iría para quedarme, para seguir aquí, como fantasma, así, sin necesidad de papeles, y vine porque sabía que un día me tendría que ir, y porque si no fuera así, me daría rabia no irme, step-brush-jump-step-brush-step-step, y lo quiero hacer más deprisa, pero no me sale, y es como el sonido del metro, el tráfico, step-brush, los obreros de la construcción, shuffle-back-front-step-step, y sólo Fred Astaire lo haría sin pensar, así rápido, como gente saliendo del metro en la 34, deprisa, los pies desaparecen, ball-change-step-step..... Y si me caigo redonda, después del chupito de white russian, entro en un profundo sueño, ése en el que no tengo que marcharme de N.Y
No is me

El Impenitente dijo...

Adela, ni John Dos Passos podría haber escrito algo así. Creo que la UNED organiza un certamen de relatos cortos. ¿Por qué no te presentas?

Juan Rodríguez Millán dijo...

Si te dijera que es una historia preciosa, me quedaría corto. Me ha hecho sonreír. Mucho. Y de verdad.

Creo que es más o menos la sensación que tuve yo cuando recorrí la banda del viejo Atotxa. El campo estaba abandonado, en ruinas y no estaba jugando partido. Pero corrí la banda. Y me agarré al poste de la portería como si llevara una camiseta con el número 1. Sí, esas cosas son la felicidad...

El Impenitente dijo...

¿Colocaste la barrera?

Qué grande fue Arconada. Y López Ufarte. No te molestes si te pido que escribas esa entrada.

carlos esteve dijo...

Qué ignorantes...no saben que el currículum es lo de menos, y aún menos en el baile, que lo que cuenta es el entusiamso...con el que arrasó a todos seguro!
Un saludo

Juan Rodríguez Millán dijo...

No la coloqué porque no había, pero sí miré por detrás del poste. Escribiré esa entrada algún día no muy lejano. Suelo hacer caso a las peticiones, y más cuando las hace alguien que, sin ser de la Real, me recuerda lo grandes que fueron algunos realistas.

El Impenitente dijo...

A veces le damos demasiada importancia a estar mejor o peor y muy poca a estar bien, sin más, sin comparar.

Esperamos esa entrada.

SisterBoy dijo...

Jo yo cuando estuve en San Sebastian busque en el mapa el viejo Atocha pero al final no me pude acercar