martes, 4 de noviembre de 2008

Whalley

El capitán Whalley (“La última carta” de Joseph Conrad) tiene una hija la cual, tras casarse, fue a vivir a un país remoto. No fue una boda buena desde el punto de vista pecuniario ya que su marido es un hombre enfermizo y pasan bastantes apuros. El capitán Whalley ha llegado a la edad de su retiro con una posición económica bastante desahogada. Capitán británico de marina mercante, la quiebra del banco donde depositó sus ahorros le obliga a volver a la mar. Algo de dinero le queda tras el descalabro y las mermas constantes que suponen los envíos que hace a su hija, y decide entrar como socio en un barco. Su socio resulta ser un indeseable en toda la extensión de la palabra. A pesar de su clase, su orgullo y sus principios, o quizá por ellos, Whalley ha de soportar todo tipo de vejaciones con estoicismo. A la personalidad del socio ha de sumarse una perdida de visión progresiva del capitán que hace aumentar su desasosiego.

El barco entra en una zona de arrecifes y colisiona con ellos. El barco comienza a hundirse. Whalley descubre que no se trata de un accidente ni de una negligencia. Unos imanes deliberadamente situados desvían el rumbo del barco hasta hacerlo chocar. Whalley sabe que ha sido su socio quien colocó los imanes. Whalley sabe que si se considera que se trata de un accidente, la compañía de seguros le pagará una cantidad que supondría su retiro y la salvación de su hija. Pero él es un hombre de honor. Él no podría mentir delante de un tribunal. El barco se hunde. Todos los hombres saltan a los botes. El nunca podría mentir. Ese dinero supondría la salvación de su hija.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

La decisión no es nada fácil.

Altosybajos dijo...

El pragmatismo tiene muchos siglos de historia.
No todo vale, pero.....
No confíes nunca en un pragmático.

SisterBoy dijo...

Cuando alguien comienza una frase diciendo "hay que ser realista" es que está a punto de decir una canallada

El Impenitente dijo...

Pues romperé una lanza a favor del pragmatismo y el sentido común. No me gusta el idealismo cuando el idealismo es humo y palabras vacuas.

Ahora, pienso en mi padre y en su visión lógica y realista de todo y me tatúo aquello de debajo de los adoquines está la playa.

Me quedo con el pragmatismo lírico y estético, si es que ello existe.

3'14 dijo...

Tampoco me fiaría de alguien que siempre siguiera firmemente sus ideales sin tener en cuenta otras valoraciones... En mi casa a eso se llama fanatismo y no creo que conlleve nada bueno.

No creo que hayan decisiones equivocadas, más bien, circunstancias desfavorables.

En cuanto a lo de: "hay que ser realista" que apunta Sisterboy, más que una canallada, creo que a nadie le gusta afrontar determinadas realidades, es como cuando algún miembro de la pareja dice aquella temible frase de "Tenemos que hablar".

El Impenitente dijo...

¿Que no hay decisiones equivocadas?

Pobre Whalley. Nadie tiene el menor interés en ver como resolviste el dilema. Y a mí me impresionó. En fin. I`m a poor lonesome cowboy.

3'14 dijo...

¿Cómo que no tenemos interés? Ya tardas en contarlo.

Sabía que mi afirmación traería polémica. Pero piénsala bien y luego tú mismo te respondes a la pregunta. (que no es tan retórica si la meditas bien)

SisterBoy dijo...

Estas tagueado Billy Joe

3'14 dijo...

Bueno, ¿Lo vas a contar o no?

El Impenitente dijo...

La estoy meditando. Pienso responderte.

El capitán Whalley no salta a ningún bote y se hunde con el barco. Su hija está a salvo. Su conciencia queda tranquila: él no ha mentido.

Gracias, Pi.

3'14 dijo...

Esto es como la famosa frase del Che pero versionada, vendría a decir: Prefiero morir ahogado que vivir eternamente sintiendo un ahogo.

Gracias a ti por contar la resolución. Ahora puedo decir que, creo que en el lugar de Whalley hubiera omitido como una perraca, con tal de salvar el pescuezo. Mi vida será miserable, pero le tengo cierto aprecio. Eso sí, debería invertir en unas buenas rodilleras ;)