Bueno, no es nada nuevo que tuve una vida blogosférida pasada y que, por culpa de mi estupidez, hube de pasar a la clandestinidad y retornar cual Ronald Biggs retocado quirúrgicamente y con pasaporte nuevo. He vuelto más sosegado y viviendo una vida blogosférida más placida. Ya no es obsesivo. Y sigue siendo muy divertido.
Lo que sí me he vuelto es más reservado. No doy tantos datos. Antes, a pesar de las advertencias, escribía dando un montón de información pensando que nunca pasaba nada, que nadie me leía y que siempre quedaría impune por cualquier barrabasada que pudiese escribir. Y lo que está escrito, escrito queda. Y átate los machos.
Pero, al margen de los disgustos, el dar datos también me trajo buenos momentos, algunos de los cuales me apetece recordar.
A raíz de una entrada que escribí contando mis correrías por el secarral manchego y mis problemas gástricos relacionados, pasado mucho tiempo comencé a recibir comentarios anónimos en aquella entrada. Los comentarios, muy ingeniosos y llenos de ironía, estaban escritos por alguien que me conocía, que me conocía bien, y estuvo jugando conmigo unos cuantos días. Y claro que me conocía bien. Cenamos juntos todas las Nochebuenas. Fue muy divertido. De hecho sigue frecuentándome en mi nueva vida. Llegó a mí simplemente escribiendo el nombre de su pueblo. Lo mismo que llegó él podría haber llegado otro, con menos sentido del humor y con más ganas de tocar els collons. Y su pueblo, que es también medio mío, no es tan grande. Y estar en boca de todos es muy sencillo y, realmente, no me apetece nada.
No hace mucho, en la entrada de despedida de mi vida pasada, comencé a recibir también comentarios anónimos. Fue algo similar. Alguien que me conoce y que comienza a jugar conmigo con mucha guasa sabedor de que lo hace con ventaja. Dio las pistas suficientes como para hacer entender que era alguien con quien corro habitualmente, pero las suficientemente pocas como para que pudiera ser cualquiera. Los días que quedaba para correr estaba pendiente de todas las conversaciones, me quedaba mirando fijamente a cada uno para ver si algún gesto o mueca los delataba. Nada. Al final, en uno de sus comentarios, tal como lo estaba leyendo me dio la sensación de estar escuchando al Filósofo así que pensé –me la juego. Le llamé. –Hombre, qué te cuentas. –¿Eres tú? –Pues claro que soy yo. Había llegado allí escribiendo en Google el nombre de la empresa que nos patrocina a los climaterios y apareció en una entrada que escribí contando el abandono de mi independencia para empezar a correr uniformado y en un equipo. Si llego a haber escrito alguna faltada, después de todo lo que he convivido y disfrutado en este último año de climaterio, me habría tocado pedir disculpas y quién sabe si no me hubiese tocado salir con el rabo entre las piernas.
Hace escasos días, en una entrada que escribí hace más de dos años contando mi mili, he recibido un comentario de alguien que hizo la mili conmigo. Estuve en su boda y, aunque vive en Valencia, no tenemos apenas contacto. Nos hemos encontrado dos o tres veces, y existe un verdadero aprecio pero, bueno, lo que siempre ocurre. Cada uno tiene su vida. También llegó a través del Google, escribiendo el nombre de nuestro destino en la mili. Y el caso es que estamos organizando una cena para finales de junio donde nos juntaremos los que más amistad hicimos en aquellos días. Contaremos batallas, nos emborracharemos y nos reiremos un montón. Me apetece mucho, la verdad. Pero mucho. La blogosfera te da sorpresas. Sorpresas te da la blogosfera.
domingo, 25 de mayo de 2008
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8 comentarios:
Creo que a mi blog no ha llegado todavía algún conocido en mis vidas pasadas. Y si lo ha hecho, ni me ha dejado pistas, ni se ha identificado.
Pero sí que dio la casualidad de que una blogera reconoció a una amiga mía en una foto que puse de un viaje a Sevilla.
Sí que da sorpresas la blogsfera, sí...
Y no siempre son malas, afortunadamente!
Tienes las carrascas un poco abandonadas, a ver si llega el verano y las puedes abonar decentemente.
¿Llamo a la Pauli y quedamos?
a mi de momento tambien me ha dado sorpresas buenas, aunque creo que nadie de vidas pasadas ha llegado a traves del google...que curioso. fue sorpresa que cuando escribimos sobre Cuevas, el pueblo de la infancia de Ismael, alguien que nos comentaba hacia tiempo daba la casualidad que veraneaba en el pueblo de al lado. casualidades.
Este fin de semana saludé a mis carrascas favoritas. No tenían buena cara. Este verano tendré que ocuparme personalmente de mejorar su aspecto.
Si la Pauli no quiere puedes decírselo a la representante ucraniana eurovisiva.
la blogosfera es un pañuelo, hay que tener mucho cuidado con lo que se díce.
Vale, entonces mejor llamo a la representante de ucrania, o a la de grecia, que también tengo su número.
Últimamente la Pauli tiene muchos achaques y no creo que pueda venir...
Temo el día que alguien llegue sin invitación, porque puede ser cualquiera.
Y gracias por el interés, sólo es que la vida no me da para más.
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