El nivel musical del bar de la piscina de la aldea del Secarral nunca estuvo a gran altura. Hablo de los últimos diez años, por lo menos. Por decirlo de otra manera, está al nivel promedio general. Tuvo algún destello, pero fue fugaz. Y este año está en ese nivel. Nada nuevo. Aunque, ayer, de repente, en mitad del soniquete habitual, empezaron a sonar los Rolling Stones. Y después, los Small Faces. Y acto seguido, Pink Floyd. Luego retomaron la línea. Como pensaba que estaba viviendo un espejismo y que, tal vez, era un delirio lo que creía que estaba ocurriendo, pedí a Javier que me confirmara que era real lo que sonaba. Y me dijo que sí. Si hubiese visto pasar delante de mí a Elvis Presley no creo que mi sorpresa hubiera sido mayor. Ni mi alegría. Todavía es posible que haya diez hombres justos. Todavía es posible creer.
Ayer comí con mi mujer en un Friday's. Casi al final me estaba diciendo ella que no le había gustado mucho y yo mientras pensaba que durante la comida habían sonado Rolling Stones, The Killers, The Eagles, Green day y algún otro y que no me importaría volver.
ResponderEliminarCreo que te entiendo. A mí me gusta ir al Aldi. ¿Por su oferta? ¿Por su variedad? ¿Por su relación calidad precio? No. Porque allí suenan los Beatles, Hollies, ELO, Emotions, Toto...
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