miércoles, 16 de septiembre de 2020

Yo tenía que haber nacido en otra familia porque aquí estáis todos atontaos


Cinco minutos más

No había mucho que esperar. Épocas malas. Sueños descuidados y designios en vano.

Cigarrillos a medias, como sus conversaciones con amantes. No le van los pulmones, pero sí el corazón.

Tiene esperanzas. Muchas. Pero no ganas.

Pelea por lo que quiere, hasta mata, pero lo hace por los suyos; puños rígidos, pero corazón grato.

Sabe lo que tiene, hasta que lo pierde, y actúa antes de pensar, pero no se arrepiente, porque él nunca falla.  

No da abrazos, dice que eso es de débiles, ni gasta su tiempo en tonterías, aunque sus ojeras le delatan.

Tampoco da besos, eso es para gente que se quiere, y él no quiere, idolatra.

Nada le hace temblar, es aburrido a veces y piensa más de lo que dice, pero siempre pide cinco minutos más cuando le ponen a Sinatra.

Este texto es de mi hija. Lo he copiado literalmente. Todavía no ha cumplido catorce años. Antes sentía fascinación por ella. Ya es devoción.

No hay comentarios: