miércoles, 27 de mayo de 2020

Red roses for a blue lady

Venía Luis Santángel de Londres y nos fuimos al aeropuerto a recibirlo. No teníamos veinte años y aquel viaje, para el grupo de amigos, fue todo un acontecimiento. Llegamos con tiempo (en el BIJ rojo de Maroto, sorprendentemente vivos dada su forma de conducir). No tenía entonces Manises tanto tráfico aéreo como ahora. No éramos muchos en la zona de espera. En un lateral estaba un hombre muy trajeado con un ramo de rosas. Nos pareció muy mayor pero no creo que tuviera los treinta y cinco. La puerta se abría. Él miraba. No era ella. Se abría. No era ella. Se siguió abriendo. La zona de espera se vació. Quedábamos él y nosotros. Salió Luis Santángel. Nos fuimos. Él se quedó. Solo. Me sigo acordando. Me gustaría pensar que llegó después y que se emocionó con sus flores. Pero estoy convencido de que ella no llegó nunca.

P.D.

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