domingo, 29 de junio de 2014

Gourmets for parásitos

En esta nueva edición de nuestra prestigiosa revista gastronómica trataremos de resolver algunas de las dudas que más se nos plantean en nuestro buzón de los lectores y que podríamos resumir en: ¿para qué sirve la lechuga? ¿Es realmente el alimento más inútil que existe?  ¿Por qué aparece en todo tipo de ensaladas y en distintos platos cuando no sabe a nada? ¿Cuánto cambiaría un plato si le quitásemos la lechuga: poco o nada? ¿Su importancia es ornamental, puesto que combina bien cromáticamente y da más prestancia al plato? ¿Está para hacer bulto? ¿O se trata más bien de un elemento para aliviar nuestra conciencia puesto que si te comes una hamburguesa estás torpedeando a tu organismo en plena línea de flotación mientras que si a la hamburguesa le pones lechuga ya no es lo mismo, ya que lleva verdura y, por tanto, se trata de un alimento equilibrado y sanísimo? En la sección de Nutrición de ésta nuestra gloriosa revista hallarán cumplida respuesta a todas estas cuestiones.

8 comentarios:

3'14 dijo...

Eso de que no sabe a nada... yo he tratado de comerla y me han venido arcadas... que ascooo.... aunque tal vez, lo que más me disguste sea la textura.
Mi especialidad culinaria en verano son todo tipo de ensaladas fresquitas, que si de arroz, de pasta, condimentadas con todo lo que pueda haber por la nevera: tomate, zanahoria, pavo, jamón york o salado, anchoas, maiz, queso, nueces, manzana, queso, surami... (no necesariamente todo al mismo tiempo...), pero eso sí, el ingrediente que brilla por su ausencia es, la lechuga ;)

Ra está en la aldea dijo...

No es culpa de la lechuga, es culpa de la lechuga iceberg. Una lechuga de verdad tiene hasta sabor, sutil pero delicioso. Eso sí, son difíciles de encontrar porque todavía no ha llegado a ellas la mística del tomate de verdad.

El Impenitente dijo...

Por mucha mística que pudiese rodear a la lechuga nunca mejoraría una ensalada de tomate, aceite de oliva, sal y un diente de ajo picado con una hogaza de pan para mojar hasta dejar el plato sin esmalte.

Aunque la mística de la lechuga podría generarse si alguno decidiese que el gin tonic con lechuga es lo más de lo más. Y tontos como los del gin tonic hay pocos. O ninguno.

Y a mí la lechuga ni me gusta ni me disgusta. Me la como. El problema es que no le encuentro el sentido.

Slim dijo...

pues a mi me gusta! sobre todo la Florette!!!

sierpe dijo...

¿Hablamos del pepino(vegetal)?

GARRATY dijo...

Espérate a que el gurú de turno diga en el Runner's World que la lechuga debe ser la base de la alimentación de un maratoniano y verás como le surge de repente la mística.

SisterBoy dijo...

Pues mejor no hablemos de la escarola.

El Impenitente dijo...

Igual si el pepino y la escarola son Florette la cosa cambia. Pero sospecho que no.

Y tal vez la revista Runners World (o similares) diga maravillas de la lechuga, pero sólo será en los números impares. En los pares dirá todo lo contrario. Como ocurre con las abdominales y los estiramientos y tantísimas otras cosas al final nunca sabes qué está bien y que no.