lunes, 5 de mayo de 2014

Para la cinta

Fuimos el sábado por la tarde y volvimos a ir el domingo por la mañana. Las mismas canciones que escuchamos el sábado estaban sonando el domingo.

-Vaya, se ve que han puesto la misma cinta que ayer- dije.

-¿Cinta? ¿Has dicho la cinta? Pero tú, ¿de qué siglo has salido?

Pues sí, la cinta. ¿Algún problema? Yo soy de cintas. Soy de cassettes. No tenía dinero, así que no me podía comprar discos. Pero sí que tenía para cintas vírgenes. Y también tenía cerca quien me podía prestar discos para grabármelos. Decían que las mejores eran las TDK pero yo era de BASF. Siempre me gustó mucho cómo suena la palabra (o el acrónimo. No lo sé) BASF. Me sentía poderoso cuando iba a comprarlas. Las cintas TDK se pedían. (Por favor, ¿me da una cinta TDK de noventa?). Las BASF se imponían. (Quiero una cinta BASF de noventa). De noventa, claro. Casi siempre de noventa pues cabían dos discos. Los puristas decían que eran mejores las de sesenta porque desgastaban menos los rodillos. Tenía su lógica, pero siempre era un lío completar una cinta de sesenta. Grababa un disco y el resto lo rellenaba con canciones que iba grabando de la radio. Y aquello era un cajón de sastre. Nada. De noventa. Y a los rodillos que les diesen. Y luego, dentro de las cintas, distinguíamos también de dos tipos: las de ferro y las de cromo. Las de cromo eran más caras, por lo que se suponía que eran mejores. Decían que ensuciaban menos los cabezales. Decían que sonaban mejor. Tal vez. Lo de los cabezales creo que sí que era verdad pero bueno. Se limpiaban de vez en cuando y ya está. Sobre si sonaban mejor nunca lo supe. Nunca tuve un oído demasiado fino, aparte de que el equipo de música que teníamos en casa tampoco era la bomba. Así que, siempre de ferro. O casi siempre. De vez en cuando me entraban los complejos. Cuando Nelo me dejó “The dark side of the moon” y “Wish you were here” de Pink Floyd , delante del mostrador, justo cuando iba a decir ferro pensé –estos discos se merecen marco de cromo. Y fue de cromo. Aunque desentonaban. Las de ferro eran naranjas y las de cromo de un gris azulado. Y entre tanto naranja no encajaban. Eran un poco pijas. Eran bastante pijas. Quizá por eso los Pink Floyd me parecieron siempre un tanto pijarras, por mucho Syd Barret con sus crazy diamonds como brillo facial o por mucho break down the wall. Las cintas. Mis cintas. Ahí las tengo. Están todas. ¿De qué siglo? Pues no sé. Sólo sé que cintas BASF es poesía. Y playlist...aún le queda.

10 comentarios:

Arual dijo...

Yo siempre las compraba de 90 también. Así cabía más música. Y las grabaciones de la radio eran totales con sus anuncios al final y al principio de cada canción. Me aprendía la letra y de paso el anuncio. Qué tiempos!

SisterBoy dijo...

Sólo los pringados compraban de 45. Y el bolígrafo bic se inventó para darle la vuelta a la cinta básicamente.

El Impenitente dijo...

Había que estar atento para no grabar los anuncios. Y las canciones siempre quedaban cortadas. Y de vez en cuando algún locutor gracioso saludaba en mitad de la canción. Sí, que tiempos.

Y lo del boli BIC es una verdad como un templo. Por cierto, SisterBoy, no sé qué le habrás hecho a Blogger pero no me llegan los correos de tus comentarios.

Anónimo dijo...

Grabaciones de canciones de blues ,una a una, en programas con horarios alucinantes (una o dos de la madrugada ). En total 9 cintas. Eso es dedicación a la cinta ,Zeppo

Sierpe dijo...

El anónimo soy yo

SisterBoy dijo...

Ni idea Impenitente, a lo mejor estoy en tu carpeta de Spam

Slim dijo...

Oh ¿y qué me decís de las cintas variadas que le grababas a esa persona especial (y elevadas a mito en la película ALta Fidelidad? eso si que era un regalo y no los bonos de Lets bonus que se llevan ahora.

El Impenitente dijo...

No me sorprende, Sierpe. Y seguro que las guardas como oro en paño, no como aquellos discos que compraste, como afirmaba la leyenda, "sólo por tener".

Como spam no estás, SisterBoy puesto que tus comentarios salen. Trataré de indagar.

Las cintas grabadas merecen su propia entrada. Lo mejor de aquellas cintas era lo bien que se lo pasaba uno haciendo la selección y grabando las canciones. Ahora, si al receptor del regalo le gustaba un cinco por cien de lo que le gustaba al que grababa, aquello era un éxito.

J.P. dijo...

Venga, lo de las cintas te queda muy moderno. Tú eres del gramófono como poco.

El Impenitente dijo...

https://misreflexionessociales.files.wordpress.com/2013/04/la-voz-de-su-amo.jpg

y ése era mi perro.