jueves, 27 de febrero de 2014

El rincón de la ciencia

Dos cosas que me atormentan:

Una: en el cauce del Turia hay hitos situados cada cien metros. Estos hitos resultan muy prácticos especialmente para los que corremos por allí puesto que los utilizamos como referentes para nuestras carreras y nuestras series. Uno de nuestros kilómetros de referencia tiene un extremo en un hito situado bajo el puente del Real y el otro debajo de donde montan la falla de Na Jordana. Un kilómetro. Mil metros. Cuando hacemos series en ese kilómetro se nos van cuatro o cinco segundos de diferencia según corramos en un sentido o en otro, es decir, según vayamos río arriba o río abajo. La explicación a este hecho parece evidente: no es lo mismo subir que bajar. Pero la pendiente del Turia es muy suave. Y, si ésa fuese la explicación, tendría que ocurrir lo mismo en el resto de kilómetros que tenemos de referencia. Y eso no ocurre. Esto sólo ocurre entre esos dos puntos. Y nosotros con los ritmos somos muy precisos. ¿Puede la distancia entre dos puntos variar según se recorra en un sentido o en otro? La teoría dice que no. La distancia entre A y B es la misma que la que hay entre B y A. Pero es evidente que esto es algo que, al menos entre estos dos puntos, no ocurre en la realidad. ¿Por qué?

Dos: Tengo una muletilla bastante tonta que suelo repetir con relativa frecuencia-hay dos cosas de las cuales estoy seguro: una, que el sol sale por el este y dos- y aquí pues ya digo lo que quería dejar claro.

Pues bien, el sol no sale por el este. Y tampoco se pone por el oeste.

Bueno, esto no es exactamente cierto. En los equinoccios sí, pero sólo en esos dos días. En el resto no.

Esto es una carta estereográfica o de Fiser. Varía con la latitud pero, en el hemisferio norte, se puede ver que en primavera y en verano el sol sale entre el este y el noreste y se pone entre el oeste y el noroeste. En otoño e invierno sale entre este y sureste y se pone entre oeste y suroeste.

Y yo me acabo de enterar. Y no sólo me molesta ser tan ignorante. Me molesta también pensar que no puedo estar seguro de nada. A no ser que vaya a todas partes con mi carta de Fiser – de dos cosas estoy seguro: una, que ya que estamos en una latitud de cuarenta grados norte, y ya que hoy es veintiuno de mayo, el sol saldrá aproximándose al noreste separado del este veinticinco grados sexagesimales. Y dos…pues que vaya mierda.

4 comentarios:

Slim dijo...

También puedes quedarte a vivir siempre en el equinoccio, como si fuera el día de la marmota :-)

El Impenitente dijo...

Pues no es mala idea. Y hay uno que se aproxima. Igual me quedo.

J.P. dijo...

¿Que no sabías eso? Laña tenías que ser.

El Impenitente dijo...

Los lañas no sabemos realmente qué es el este y qué el oeste. Para nosotros el sol sale por el castillo y se pone por las tetas de Monreal.