jueves, 14 de febrero de 2013

¡Vivan las cadenas!

Deambulando por el blog de Kyezitri llegué hasta una entrada que era rematada con la siguiente pregunta:

¿Hasta dónde llega nuestro sentimiento de esclavitud si las cadenas que nos atan son invisibles?

No puedo resistirme a una pregunta. Y mira que estas cuestiones retóricas me hacen sentir siempre un quiero y no puedo, pero acabo entrando al trapo. Pensé en contestarle con un comentario, pero ando escaso de ideas y también me gusta, de vez en cuando, darle cierto barniz sesudo al blog, así que, una vez justificado, procedo a responder la pregunta ya que creo que ésta me la sé.

Teniendo en cuanta que el ser humano percibe en tres dimensiones y a través de cinco sentidos, hablar de libertad y esclavitud en el hombre, dadas sus limitaciones, es siempre algo relativo. Aparte de esto, luego están las cadenas, los principios, las circunstancias, las maromas, la educación, los convencionalismos, los hilos, las obligaciones. Pueden ser invisibles. Puedes estar ciego ante ellas. Lo que si pienso es que el sentimiento de esclavitud que puedan generar es independiente de la visibilidad o invisibilidad de las cadenas que te atan. Más bien creo que está relacionado con el grado de felicidad que te producen. Si las cadenas te alejan de la felicidad te acercan a la esclavitud o al sentimiento de esclavitud. Si te aproximan a la felicidad no diré que te harán sentir libre porque tampoco es para tanto, pero sí que sarna con gusto no pica y la palabra esclavitud tiene una connotación negativa así que diríamos más bien que te hacen sentir felizmente esclavo, que es como sentirse esclavo pero menos, y deseando que las cadenas no se rompan nunca.

Y ahora a sentarme a esperar a que salgan las notas para ver si he aprobado o no.

6 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

...y todo eso lo reflexionas en el día de San Valentín...

Me has convencido, el baremo para medir las cadenas está en la felicidad que producen o quitan.

El Impenitente dijo...

Es que viendo tantísimo corazón por todas partes se me alteran los pulsos.

SisterBoy dijo...

Que se lo digan a Pistorius

El Impenitente dijo...

Pues sí, no son buenos tiempos para los ejemplos mediáticos de superación, para los que, como se dice ahora, son "una inspiración" para tantos: Armstrong, Pistorius...

kyezitri dijo...

Impenitente, no te tomes en serio nada de lo que me oigas o me leas; recuerda que soy político... ;)

En aquella entrada simplemente me quería referir a eso, a que muchas veces nos atan cadenas invisibles que se materializan en vigilancias y controles ajenos a nuestra consciencia. Aunque bien es cierto que en función de lo que nos "incomoden" esas cadenas trataremos de librarnos de ellas o de aceptarlas como un mal menor.

Las cadenas siempre están ahí, como el anillo de compromiso, que es una cadena más y que podemos considerar que crea un lazo fuerte con alguien pero que consideramos "admisible" e incluso una dulce condena.

Y qué razón tenéis con los supuestos ejemplos mediáticos de superación... mamma...

El Impenitente dijo...

Teniendo en cuenta lo que te necesitamos para poder organizar la carrera en tu (nuestro) pueblo, no sólo te tomo en serio sino que te haré la pelota.

Me gusta más compromiso que cadena o condena.